El "rasero a la carta" de Sánchez ningunea a los votantes de Vox con desfachatez

Puesto que tal como reconoce el líder de ERC "sería absurdo soltar el mango de la sartén", tanto Oriol Junqueras como Gabriel Rufián están cogiendo gusto a manejar la espada de Damocles que pende sobre la gobernabilidad de España. 

Esa es la opinión de Antonio Martín Beaumont en La Razón este jueves, para quien "los guiños del Gobierno al independentismo, entretanto, se suceden".

Por ejemplo, considera compatible con las pretensiones secesionistas el examen en comisión parlamentaria de la ex ministra de Justicia, Dolores Delgado, para dirigir la Fiscalía General porque "una vez en el cargo, tiene en su mano nombrar piezas claves de la carrera judicial, que serán, claro está, del gusto de Sánchez, con lo que se limitará a la mínima expresión la separación de los tres poderes del Estado".

Y todo ello con una meta: "contentar a sus socios y la exigencia de "amnistía" de sus dirigentes presos, aunque sea por una puerta de atrás "legal".

Así debe entenderse, según Beaumont, "la obstinación con la que vive el presidente la renovación del Consejo General del Poder Judicial, convertido ya en el último muro de contención ante la evidente intención de debilitar la entereza del marco constitucional". 

Y es que el Gobierno de coalición progresista "vive sumergido en sus contradicciones y su actuación bajo el parámetro de la doble vara de medir queda en evidencia constantemente". Vamos, que "el respeto por la legalidad se supedita al interés puramente personal de Pedro Sánchez".

Sólo así puede entenderse, apunta, que por ejemplo el Consejo de Ministros haya decidido llegar a los tribunales con el llamado “pin parental” de PP, Cs y Vox en Murcia. Aquí el Gobierno no aboga por la "desjudialización" de la política como predica en Cataluña, en una clara discriminación gubernamental que "siempre beneficia a quienes lo apoyan políticamente y perjudica a los rivales".

Según el director de ESdiario, "en un ejercicio de cinismo revestido de moral, la ministra portavoz María Jesús Montero llegó a considerar compatible ese "rasero a la carta", una acción y su contraria, porque "la política no puede esconderse detrás de las togas".

A su juicio, solo "desde la desfachatez puede defenderse tal oportunismo" y "la gravedad de esta anomalía solo la supera el hecho de que no parecen tener tampoco intención de rectificar. Al menos, mientras la Legislatura esté supeditada a los tratos de Sánchez con ERC".

Lo que vale para Cataluña no vale para Murcia porque de  naufragar los tratos de Sánchez con los independentistas catalanes su mandato se frustrará.