| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La moción de la muerte súbita

Déjenme que les explique cual es el sistema en nuestro país para elegir a nuestros políticos y nuestro presidente del Gobierno (hasta Rafa Nadal no lo tiene claro).

| Juan Carlos Galindo Edición Valencia

La legislatura del Reino de España, las Cortes Generales, consiste en una Cámara Baja, el Congreso de los Diputados, y una Cámara Alta, el Senado. Aunque la iniciativa legislativa le corresponde tanto al Congreso como al Senado (así como al Gobierno), el Congreso goza de mayor poder legislativo que el Senado. Estamos ante un modelo de monarquía parlamentaria bicameral: por un lado, el Congreso de los diputados, y por otro el Senado, ambas cámaras componen nuestro parlamento.

La elección de senadores (266) se realiza de dos formas, por circunscripciones y por los parlamentos autonómicos (véase art 69 CE y art 161 y 165 ley electoral). Y el Congreso de los Diputados se compone de 350 miembros electos de manera directa por sufragio universal para un término de cuatro años. La elección del presidente del Gobierno de España se realiza de forma indirecta a través del congreso de los diputados, Cámara Baja de las Cortes Generales, es decir, nosotros no elegimos cuando votamos al presidente del Gobierno, eso sería sufragio directo, si no que elegimos a 350 diputados, y son ellos quienes con sus votos lo eligen.

Vamos con la moción de censura. La moción de censura en España es un procedimiento establecido en el artículo 113 de la Constitución española de 1978 que permite al Congreso de los Diputados retirar su confianza al presidente del Gobierno de España y forzar su dimisión. En España la moción de censura es constructiva (el grupo que eleva la moción de censura propone a su vez un nuevo presidente del Gobierno) y continuista (no supone el adelanto de las elecciones, sino que continúa inalterado el calendario electoral). Además, es un instrumento de control del parlamento sobre el Gobierno, lo que garantiza la independencia y la separación de poderes.

Dejémonos entonces de zarandajas y tonterías, aquí no se desvirtúa ni un ápice lo votado como ciudadanos, ni existe golpe de estado, ni es ilegitimo. Lo que queda quizás en entredicho es si debemos o no modificar la ley electoral e inclusive nuestra Constitución para que no sea por sufragio indirecto la elección a presidente y pase a ser sufragio directo y seamos nosotros, los ciudadanos, quienes con nuestro voto decidamos quién es presidente. Calificar el nuevo Gobierno que aparezca tras la moción de censura de poco democrático y de fraude es demagógico y puede justificar discursos peligrosos. No puedo ocultar que esta moción de censura pasará a los anales de la Historia por su éxito táctico (por mucho que hablen de suerte) que debemos de poner en valor.

Hablando de suerte, tengo también que comentarles que el martes pasado me contaban fuentes muy bien informadas que profilácticamente ya se empezaban a destruir documentos y a formatear algún que otro ordenador en los ministerios, porque ya se sospechaba que podía prosperar la moción y de prosperar no daría tiempo, ya que la toma de posesión es inmediata en los ministerios en los que la eliminación de información es selectiva, no así en Moncloa, donde el presidente entrante se encuentra con los ordenadores totalmente formateados, es decir ,en blanco, al igual que los folios que encuentra en su despacho.

Como buen demócrata y aceptando las reglas actuales del juego, Pedro Sánchez es el presidente de nuestro país y esperaré a realizar valoraciones políticas por sus hechos o sus inacciones y de su gobierno futuro, no caeré en alarmismos innecesarios y vaticinios de pitonisas.

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