| 12 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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1945 cogió tan sorprendidos a los franceses que allí habían seguido a Vichy hasta más allá del final como a los que en Europa y África siguieron a De Gaulle pero se encontraron con la terrible verdad: Francia
1945 cogió tan sorprendidos a los franceses que allí habían seguido a Vichy hasta más allá del final como a los que en Europa y África siguieron a De Gaulle pero se encontraron con la terrible verdad: Francia

Aquella vez que Francia se desangró defendiendo a Occidente

Dien Bien Phu fue más que una batalla: fue una humillación de Europa entera ante un pueblo colonizado. Francia trató de restablecer el viejo orden… y perdió su mejor juventud en el fracaso.

| Pascual Tamburri Bariain Ocio

Sin la batalla de Dien Bien Phu sería complicado entender el siglo XX en Asia. Por eso el profesor Ruiz Vidondo acierta al recurrir a mucho más que la historia de las operaciones militares para explicar éstas: sin conocer la colonización francesa en Indochina no entenderíamos la entrada de los japoneses en aquellas colonias, y sin esta intervención no se comprendería el nacimiento y expansión del Vietminh nacionalista y comunista. Sin el auge comunista no se explicaría la reacción francesa tras 1945, y sin la derrota francesa, a la que este libro dedica su título y su centro, no se comprendería ni la intervención norteamericana en Vietnam ni el momento de debilidad occidental antes de vencer la llamada guerra fría. Todo se entrelaza.

Galland Books nos ofrece aquí bastante más que un libro de historia militar, de solas batallas. Aquí tenemos, sin necesitar para explicarse el prólogo que le añade Jesús Tanco Lerga, un panorama preciso de la historia de Indochina desde la primera postguerra hasta la segunda. Francia no estaba preparada para su derrota de 1940, y sus posesiones indochinas quedaron gobernadas por la Marina, neutralizadas mientras la guerra continuaba y bajo una hipoteca japonesa que poco tardaría en ejecutarse. Y así fue: Japón se sirvió de las posesiones francesas para su expansión de 1941, con un nacionalismo vietnamita progresivamente maoízado y con unos colonialistas franceses inermes y desconcertados.

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Jesús María Ruiz Vidondo, La batalla de Dien Bien Phu. El principio del fin del colonialismo francés. Galland Books, Valladolid, 2015. 184 p.. 16,00 €

1945 cogió tan sorprendidos a los franceses que allí habían seguido a Vichy hasta más allá del final como a los que en Europa y África siguieron a De Gaulle pero se encontraron con la terrible verdad: Francia ya no era una gran potencia mundial, o si lo era lo debía sólo a la cortesía de sus aliados… cortesía que ni Japón tenía razón para compartir ni Ho Chi Minh pensaba respetar si no se le daba todo lo que él quería para su patria… y su partido.

La modernidad de la primera guerra de Vietnam estuvo, desde luego, en el uso de los medios y los hombres; pero en eso los franceses sí supieron estar a la altura y más allá. En cambio, también fue una guerra moderna por ser una batalla ideológica, una en la que un ejército adoctrinado se enfrentaba a una tropa poco más que mercenaria y desde luego inconsciente de la importancia de la lucha. Toda una generación de analistas militares, que Jesús Ruiz Vidondo nos describe bien, no sólo estudió las lecciones de la guerra sobre el terreno sino que también dedujo que para vencer era imprescindible luchar con un contenido político viable.

Y bien, Navarre perdió en Tonkin y tras la caída de Hanoi Vietnam se dividió y Francia tuvo que abandonar Indochina. Los comunistas supieron fortalecer pronto su Vietnam, mientras que Occidente, confiado y dividido, nunca supo estar de verdad detrás de su único sincero apoyo en la zona, el presidente Diem. El genio militar de Giap y la habilidad política del presidente Ho –pronto dirigido desde Moscú sin intermediación de Pekín- demostraron responder bien a la demanda popular de toda la península, sobre todo cuando Francia no quiso y Estados Unidos no supo crear una respuesta en condiciones.

En el libro de Jesús María Ruiz Vidondo nos encontramos respuestas a muchas preguntas, tantas de ellas vergonzosas y embarazosas para los occidentales de ayer y de hoy. En suma, por qué Francia fue dejada sola en Dien Bien Phu; por qué luego nadie asumió de verdad su herencia en Vietnam; y por qué de nuevo en África una década después Francia fue abandonada en manos de la subversión, el comunismo y la demagogia, a la espera del islamismo una generación después… ¿cuántos políticos franceses tienen que arrepentirse de sus propias culpas en las desgracias actuales de su país, contra las que no tiene medios pero sobre todo no tienen ideas, por no querer tomar en sus manos las de los derrotados en Dien Bien Phu y vencedores en Argel?