| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Con este infortunio abrió en propia puerta
 Daniel Wass el marcador
Con este infortunio abrió en propia puerta Daniel Wass el marcador

El Valencia paga cara la cobardía de Marcelino en el Bernabéu

Real Madrid 2 - Valencia 0. Tras regalar los primeros 45 minutos con gol de Wass en propia meta incluido, el Valencia despertó sin acierto rematador. Lucas Vázquez, a la contra, sentenció.

| Carlos Botey Edición Valencia

"El Valencia saldrá a jugar al Santiago Bernabéu tal y como lo hizo el pasado martes frente a la Juventus", la frase corresponde a un Marcelino García Toral cuyos postulados resultan cada vez más cuestionables. No caer en la cuenta de que aquel planteamiento previo resultó manifiestamente ineficaz constituye un grave error. Obviar que, a día de hoy, el Real Madrid es sensiblemente inferior a la Juventus de Turín, imperdonable.

Amparado en el conservadurismo del rival, el Madrid salió a por el partido desde el principio como, por otra parte, era su obligación jugando en casa. Benzema avisaba de volea a los dos minutos y, sin mucha más dilación, Carvajal llegaba a la línea de fondo después de salir vencedor de una pugna por el esférico con Gabriel Paulista para que Daniel Wass, involuntariamente, impulsará su intento de despeje con la cabeza a gol. Y es que acumular hombres atrás y ceder el dominio en cuanto al mando del choque no implica, en absoluto, defender mejor.

El primer tiempo continuaba desarrollándose y las líneas valencianistas seguían muy atrás, así resultaba poco menos que imposible conectar con Santi Mina y un Gameiro que, a través de acciones puramente individuales, propició los dos únicos tímidos acercamientos ches del primer acto. Mientras tanto, Neto sí se veía en la obligación de responder con acierto - lo hizo ante un latigazo de Bale sobre la media hora - en pos de mantener a su escuadra con opciones en el encuentro.

Pasado el trance de lamerse las heridas en el vestuario, el cuadro valencianista comenzó a dar la medida de sus posibilidades, algo que ante este mediocre Real Madrid no podía sino ser sinónimo de dominio. En parte espoleados por los lamentos que a buen seguro debieron de llevar aparejados los primeros 45 minutos desperdiciados, el Valencia era consciente de cómo crear peligro a la insegura retaguardia blanca.

Así pues, la sucesión de ocasiones ches daba comienzo con Carlos Soler habilitando a Gameiro y éste rematando forzado ante la productiva estirada de Courtois. Pero si una opción de gol marrada dolió, esa no sería otra que de la que dispuso Santi Mina sólo ante el meta belga y que salió un palmo por encima del marco. El mágnifico pase de Parejo y su posterior control bien hubieran merecido un final diferente.

Pasaban los minutos y el asedio de los de Marcelino, sabedores de las enormes carencias que el Real Madrid presenta si el rival le va a la yugular, no cesaba. Paulista gozó de otra oportunidad inmejorable para reestablecer la igualada, pero su remate en el segundo palo se fue alto tras una peinada de Coquelin que le había dejado en situación franca.

Piccini, Kondogbia y Batshuayi entraron de refresco mediante la ¿tardía? decisión del preparador asturiano de quemar sus naves. Precisamente el ariete belga dispuso de otra posibilidad meridianamente clara que su compatriota abortaría en el marco rival con la cara. Curiosamente - o no tanto frente al Madrid - el árbitro asistente pretendió anular la acción, algo que el VAR, de forma posterior, no hubiera permitido en caso de llegar el balón al fondo de las mallas.

El Valencia, ahora sí, dejaba espacios y otra arrancada de Carvajal acabaría por ser mortal; su pase de la muerte no iba a ser rematado, pero Benzema lo recogería para encontrar a Lucas Vázquez y que éste fusilara a Neto. Era el castigo justo para el Valencia y, muy fundamentalmente, para Marcelino. La actual versión del Real Madrid no intimida en absoluto, el miedo es algo que algunos ya lucen, al parecer, de forma intrínseca.