| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El sueño idílico de Albert Rivera que algunas voces internas amenazan con romper

La desesperación de Pedro Sánchez por salirse con la suya está dibujando un inquietante panorama para el líder de Ciudadanos, acorralado por sus mensajes de móvil prácticamente diarios...

| Antonio Martín Beaumont Opinión

El dead line de la alianza PSOE-Ciudadanos tiene fecha de caducidad: la convocatoria a las urnas de junio. Para entonces, Albert Rivera deberá haber precisado su estrategia para quitarse de encima a Pedro Sánchez, con quien a día de hoy mantiene unidad de acción por el pacto firmado el pasado mes de febrero. C's es muy consciente (así lo aseguran destacados dirigentes suyos) del riesgo de aparecer ante la opinión pública como un partido rendido ante los socialistas, después de haberse situado juntos ante los focos durante dos meses. Y ello por mucho que insistan en que luchan, sobre todo, por apartar a Sánchez de la tentación de abrazarse a Podemos y a los separatistas para gobernar.

Porque lo que empezó siendo una iniciativa bien intencionada se ha convertido hasta en motivo de fricción interna, sobre todo cuando el PSOE insistió en sentarse a la mesa con Podemos. A Albert Rivera nunca le gustó esa cita a tres bandas. Cierto. Sentarse con el equipo negociador de Pablo Iglesias fue un gesto de cortesía con Pedro Sánchez. Aunque también es verdad que el líder naranja ha cometido errores en la gestión de su pacto, y así se reconoce desde su misma formación. Por ejemplo, mientras algunos de sus más cercanos se han escorado hacia actitudes de abierta desconfianza hacia el PSOE, llevándose las manos a la cabeza y tirando del socorrido "off the record" para contarlo, Rivera ha tragado saliva muchas veces (demasiadas, quizá) para evitar firmar el certificado de defunción de Sánchez.

La relación personal entre el líder de Ciudadanos y del PSOE es actualmente muy estrecha. Prácticamente conversan cada día a través del móvil. Ello, sin embargo, no ha sido impedimento para que se hayan propiciado un buen puñado de desaires que han servido para que algunos proclamasen la actitud ingenua del líder de C's. La mejor muestra fue la cita secreta del propio Pedro Sánchez con el mandamás de Esquerra, Oriol Junqueras, o la contraoferta lanzada este fin de semana por el PSOE a Podemos. Además, está por ver si, en el tiempo de descuento, un Sánchez más resabiado que nunca evita morder la manzana de la tentación aritmética de la izquierda y deja escapar la oportunidad de su vida entregándose a unos nuevos comicios. Desde luego, esa jugada aún es contemplada como "posible" en la primera planta de la madrileña calle Alcalá, sede central de la formación naranja. Este lunes, incluso, la líder de C's en el Ayuntamiento de Madrid, Begoña Villacís, ha afirmado en público que no descarta un pacto de izquierdas en España.

Estaba claro que atar a Pedro Sánchez no iba a ser un camino de rosas. Si a ello se añade su desesperación por salirse con la suya, es decir, ser presidente del Gobierno, el panorama que resulta es demasiado inquietante como para ser optimista sobre las posibilidades reales de Albert Rivera de llevar adelante su plan. Precisamente por esto, a estas alturas de la película, son muchas las voces en Ciudadanos que piden a su líder que despierte del sueño idílico y se embadurne con las pinturas de la batalla electoral.