| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Rajoy y Feijóo durante un acto en Galicia.
Rajoy y Feijóo durante un acto en Galicia.

El desahucio a traición de Rajoy cambia los planes de Feijóo para sucederle

La caída ha conmocionado a los populares, pero están forzados a iniciar una regeneración rápida. Todos miran al presidente de la Xunta de Galicia, y él debe improvisar una nueva hoja de ruta

| Ricardo Rodríguez Opinión

“Ha sido un golpe descomunal y lo está siendo más con el paso de las horas”. La frase se repite una y otra vez, como el eco de un lamento, en el PP. Es la huella de un desalojo del poder con efectos emocionales monumentales. “Nos han robado el Gobierno. No estábamos preparados para ver esto”, recapitula un alto cargo popular. 

Los dirigentes del Partido Popular deben ahora reponerse del desgarro, encerrar bajo siete llaves los ojos llenos de lágrimas por el oasis perdido, y encarar el futuro con una cierta garantía de estabilidad interna y eficacia externa en su acción política.

El ya principal partido de la oposición debería iniciar una regeneración rápida que, curiosamente, tendrá como principal freno a Mariano Rajoy, presto a todas luces a mantener el liderazgo sin urgencias por abordar su sucesión. Aunque sea desde la séptima planta de Génova 13, porque en su entorno descartan que el presidente se deje ver por el escaño en la Carrera de San Jerónimo. 

A expensas de lo que ocurra en la cita del Comité Ejecutivo Nacional y, en consecuencia, con el grupo parlamentario, hay una serie de nombres y apellidos que deben ser conscientes del papel que les toca interpretar en esta etapa. O toman las riendas o corren el riesgo de verse arrollados. Lo cual lleva a la necesidad de orillar a los tecnócratas, disparar la proyección política, y hallar un nuevo plan para Alberto Núñez Feijóo que parecía destinado a aterrizar en el Gobierno de Rajoy en la cuenta atrás de la legislatura. 

El PP debe cuando antes tomar un rumbo que devuelva la certidumbre a sus bases y cargos

Nunca es lo mismo sufrir una pérdida anunciada que una que arranca de cuajo el suelo sobre el que, hasta ese instante, se asentaba la realidad. Y, cuando eso sucede de manera inesperada, se hace inevitable imprimir cuanto antes un rumbo que devuelva la certidumbre a sus filas.

Urge el desembarco de Núñez Feijóo, aun cuando sea en unas condiciones bien distintas de las deseadas, engorrosas y traumáticas, sobre las que construir las bases de una nueva mayoría. Sin escaño en las Cortes, resulta complicado trasladar un perfil de jefe de la oposición, pero el presidente de la Xunta de Galicia siempre puede confiar los equilibrios internos en la capacidad y buena mano de la secretaria general, María Dolores de Cospedal.

Una parte importante de los cuadros del Partido Popular comparte en mayor o menor medida esta hoja de ruta, aunque debe descartarse que alguien se atreva a formularla en público en términos tan crudos ante un Mariano Rajoy siempre inclinado a desesperar con los larguísimos tiempos que suele tomar antes de adoptar una decisión de calado. “Sobrevivir al ralentí como hacíamos en el Gobierno ha dejado de ser una opción”, en palabras de un veterano popular. Y, sin embargo, con  Albert Rivera y su C´s en ascenso, el PP debe demostrar pulso. El centro derecha está en disposición de rearmarse a condición, claro está, de que se lo crea.