| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Alba Luna Suárez durante el vídeo que se grabó ella misma.
Alba Luna Suárez durante el vídeo que se grabó ella misma.

Una farsante denuncia que la agredieron por catalana en Gijón y acaba en un lío

Alba Luna Suárez se ha querido hacer pasar por víctima de la catalanofobia y su historia, que acumula decenas de miles de visitas en Youtube, ha resultado ser mentira. Menuda pillada.

| ESdiario Medios

Primero fue la farsante de los dedos rotos; después, la ancianita supuestamente expulsada de un avión de Vueling por dirigirse a una azafata en catalán; y ahora una pobre joven catalana que sólo quería comer en paz en un restaurante de Gijón.

Pero resulta que la historia de la última mártir del independentismo, otra que han querido hacer pasar por víctima de la catalanofobia española, era tan falsa como la de sus dos predecesoras.

En Asturias casi no se habla de otra cosa estos días que de la historia de Alba Luna Suárez, una catalana casada con un asturiano.

El viernes la pareja fue a comer al restaurante El Candil y, a la salida, la chica en cuestión colgó un vídeo en sus redes sociales denunciando que la habían echado "a patadas" por ser catalana. Vídeo que lleva más de 119.000 reproducciones.

 

Según ella todo su delito fue pedir a los comensales de la mesa de al lado -"muy pijos ellos", dice en el mismo- que cambiaran de tema de conversación porque estaban metiéndose con los catalanes. Siempre según su relato, acto seguido ella y su marido fueron insultados, acusados de ser la CUP y, al final, echados. 

Después, asegura, la Policía Nacional vino a buscarles a otro bar, dirigiéndose a ellos "de malas formas" para advertirles de que el dueño del restaurante les iba a denunciar. "Me han empujado, me han agredido", sostenía Alba Luna Suárez en la grabación, al borde del llanto.

Pero la prensa asturiana no se tragó el vídeo y empezó a recopilar los testimonios del dueño y de varios testigos de la escena hasta descubrir que la historia no era como la joven catalana la había contado. Ni mucho menos.

Lo que en realidad pasó fue que Alba Luna Suárez se metió en la conversación de la mesa de al lado, en la que comía una familia (padre, madre, dos hijos y una cuñada, uno de ellos trabajando de funcionario en Vic) que estaba comentando las elecciones de un día antes.

Ella les recriminó que estaban hablando mal de Cataluña y cuando uno de los comensales le dijo que era una conversación privada, se puso hecha una furia y acabó tirando una copa de vino a la mesa vecina y yéndose del restaurante sin pagar lo consumido hasta entonces: el primer plato y una botella de vino del Penedés.

De hecho el dueño, José Luis Camacho, ha denunciado a la joven por impago y daños, porque su mentira le está saliendo cara: lleva días recibiendo llamadas a El Candil en las que le llaman "facha", y el independentismo se ha colado en Tripadvisor para poner comentarios negativos sobre el restaurante.   

Así que el hostelero sólo quiere olvidarse de Alba Luna y pasar página cuanto antes.