| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

× Portada España Investigación Opinión Medios Chismógrafo Andalucía Castilla y León Castilla-La Mancha C. Valenciana Economía Deportes Motor Sostenibilidad Estilo esTendencia Salud ESdiario TV Viajar Mundo Suscribirse
Ana Pastor, paciente de coronavirus y exminisra de Sanidad
Ana Pastor, paciente de coronavirus y exminisra de Sanidad

25.000 caídos: Ana Pastor se alza contra Sánchez por la masacre de sanitarios

España tiene las peores cifras de fallecidos del mundo, pero también de contagiados entre médicos y enfermeros. Y una ilustre paciente ha señalado al presidente del Gobierno por ello.

| El Retuitero Opinión

 

 

 

No existe ningún país en el mundo con tantos fallecidos de coronavirus por millón de habitantes como España, que hace mucho superó en esa triste clasificación a la mismísima China, epicentro y foco de la pandemia que tiene sobrecogido al planeta.

Y en ninguno, tampoco, la clamorosa ausencia de material sanitario ha tenido unos efectos tan devastadores entre los profesionales sanitarios: más de 25.000 médicos y enfermeros de toda España son ya víctimas del coronavirus, un 15.7% del total de afectados oficiales. Una barbaridad.

Una cifra escandalosa, que se explica por la misma falta de material básico que afecta a otros segmentos poblacionales desde el inicio de la crisis: este lunes se incorporan hasta cuatro millones de personas a sus puestos de trabajo, pero muchos de ellos lo harán sin mascarilla por la imposibilidad de acceder a una en las farmacias y la incapacidad del Gobierno para suministrarlas.

Eso mismo, pero multiplicado y agravado por los riesgos que comporta su heroico trabajo, han sufrido y sufren los sanitarios españoles, sin test de detección rápida generalizados y con unas carencias casi tercermundistas en materia de mascarillas, gafas o trajes de protección. 

 

Solo eso explica que ningún otro país del planeta esté viendo semejante masacre en quienes, paradójicamente, se ganan cada día el reconocimiento de los ciudadanos desde los balcones, conmovidos por la entrega de los "batas blancas".

Mensaje a Sánchez

Y ha tenido que ser alguien muy conocedora de todo, en su calidad de paciente del COVID-19 y ministra de Sanidad entre 2002 y 2004, quien denuncie ese bochorno con la claridad que tantos otros esconden. Entre ellos el propio Pedro Sánchez y su partido, el PSOE, que llegaron a acusar a Rajoy de poner en peligro a los sanitarios españoles en 2014, por un único caso de ébola.

La también expresidenta del Congreso lo ha denunciado todo en un demoledor tuit, con la tranquilidad que le caracteriza pero con una dureza en el fondo incuestionable y, a juicio de casi todos, incuestionable:

 

 

Y es que la estadística vuelve a dejar muy mal al Gobierno, que rechazó comprar material cuando se lo ofrecieron y, aún hoy, se ha mostrado incapaz de garantizar un suministro suficiente y constante, con ejemplos tan bochornosos como los cargamentos de test inservibles o la galopante faltas de Equipos de Protección Individual (EPI) o no digamos respiradores. En realidad, ni siquiera ha sido fácil encontrar desinfectante de manos en los hipermercados.

El caos ha sido tal que hasta El País, el periódico más presto a airear los supuestos avances del Gobierno y a ignorar sus evidentes despropósitos, se ha visto obligado a reconocer a su manera el insoportable desabastecimiento hasta de lo más básico con un reportaje que muestra cómo fabricarse una mascarilla en casa utilizando camisetas viejas:

 

 

Y para que no diga nadie que fue un lapsus, el mismo diario que menos tiempo dedica a exhibir las escandalosas diferencias de estragos entre España y Portugal, por ejemplo, para una pandemia idéntica; repite las instrucciones y hasta hace un vídeo que entrega a los ciudadanos la responsabilidad de buscarse la vida para protegerse.

 

 

Igualito que en Corea, donde hay test, mascarillas y aislamientos desde el primer día y el país no se ha paralizado: y hasta 5.000 millones de euros menos que España en Sanidad, por cierto. No digamos Portugal, Grecia o Polonia, países con recursos infinitamente menores a los nuestros que no llegan ni a las 500 víctimas mortales. Algunos de ellos incluso tienen menos infectados totales que nosotros solo entre los sanitarios. Elocuente.