| 21 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Una traición a España

Sánchez pacta la presidencia de España con un partido condenado por el Tribunal Supremo y le reconoce concesiones peligrosas incompatibles con la Constitución. No puede prosperar.

| EDITORIAL Editorial

 

 

Pedro Sánchez ha entregado España a Oriol Junqueras para garantizarse su continuidad en La Moncloa. Puede parecer una afirmación osada o de enorme gravedad, pero responde fielmente a la naturaleza de los hechos y las decisiones del líder del PSOE.

Porque Sánchez ha pactado ilegalidades antidemocráticas con un partido cuyo máximo líder está condenado por atentar contra España, prometiéndole además que "desjudicializará" el conflicto, reconocerá la bilateralidad entre España y Cataluña y aceptará un referéndum encubierto en el que exclusivamente podrán votar los catalanes.

Es decir, de un plumazo elimina la Justicia como garante del Estado de Derecho, que se sustenta en la separación del poderes. Además, pisotea los procedimientos y las instituciones inherentes a una democracia decente al asumir la creación de una Mesa de negociación ajena al Parlamento y a las instituciones catalanas. Y, por último, avala herramientas de consulta incompatibles con la Constitución, dañinas para la soberanía nacional y despectivas para el conjunto de los ciudadanos.

Sánchez ha traicionado a España, avalando a un reo frente al Tribunal que lo condenó, blanqueando sus objetivos y dotándole de instrumentos para que logre sus objetivos

No hay que engañarse por los eufemismos esgrimidos en el bochornoso acuerdo entre el PSOE y ERC. Ni tampoco por la evidencia de que sus efectos no serán totales al corto plazo. Lo demoledor del paso dado por Sánchez, con el indecente silencio de su partido, es que ha aceptado el marco político del secesionismo y le ha dado esperanzas y herramientas para que termine imponiéndose.

Todo ello para seguir como presidente, algo que podría haber logrado explorando alternativas con partidos que, caso del PP y Ciudadanos, debieran haber aceptado esas conversaciones y ulteriores pactos para evitarle a España males mayores.

¿Nadie le frenará en el PSOE?

Desde un punto de vista teórico y moral, Sánchez ha traicionado a España, avalando a un reo frente al Tribunal que lo condenó, blanqueando sus objetivos y dotándole de instrumentos para que logre todos sus objetivos si tiene la paciencia suficiente y elimina de la ecuación a su rival soberanista, el ínclito Puigdemont y su edecán Quim Torra.

Es de tal envergadura la gravedad de lo firmado por Sánchez, que nadie en el PSOE con respeto por su país puede avalarlo sin hacerse cómplice de la fechoría. Aún hay tiempo para que lo eviten, apelando a su propia conciencia y al amor por su país: bastaría con que dos o tres diputados socialistas de Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Aragón o Madrid no votaran a favor de la investidura de su kamikaze líder. No parece fácil que lo hagan, pero hasta el último segundo hay que insistir en ello.