| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Lucha de egos en el panorama internacional

Las decisiones políticas siguen la Tercera Ley de Newton: acción y reacción. No puede esperarse que el destinatario de la misma, especialmente si ésta es hostil, se quede cruzado de brazos

El panorama internacional parece dominado últimamente por machos cargados de testosterona que compiten por demostrar quién tiene la cabeza más dura y el ego más desarrollado. Cual carneros, se enfrentan embistiéndose con sus metafóricos cuernos, que hoy apenas pasan de ser secos mensajes de whatsapp. Toman o mantienen decisiones absurdas basadas en argumentos endebles, cuando no directamente erróneos o falsos.

Poca importancia tendría esto si viviéramos en compartimentos estancos que no se vieran afectados por las decisiones de nuestros vecinos; sin embargo, vivimos en un mundo global, interconectado e interdependiente.

Las decisiones políticas siguen también la Tercera Ley de Newton, de acción y reacción. No se puede esperar que el destinatario de la misma, especialmente si ésta es hostil, se quede cruzado de brazos.

El presidente Trump, quien comienza a verse cada vez más acorralado por la amenaza del impeachment, a raíz de los detalles que se van conociendo sobre sus presiones a Ucrania para investigar al hijo de su rival, Joe Biden, debe haberse dado cuenta a estas alturas de que la guerra comercial con China, que además ha extendido a Europa, puede no terminar en victoria.

China ya demostró su capacidad para neutralizar las amenazas estadounidenses de subida de aranceles, con la medicación inclusive de la Organización Mundial del Comercio.

Pero como ya se ha dicho, estamos en un mundo global e interconectado; la cólera de un irreflexivo presidente norteamericano, que se comporta como un niño con una pataleta cuando no logra sus objetivos de inmediato, ha extendido la guerra comercial a Europa.

Europa, esta vez, no parece que piense quedarse sin responder. Trump echa en cara a los europeos las ayudas dadas a Airbus, olvidando el mismo caso, pero a la inversa, relativo a las ayudas americanas a Boeing. Se trata en todo caso de una excusa en un momento en que las relaciones transatlánticas no pasan por su mejor momento.

Donald Trump parece querer seguir el dicho de "a río revuelto, ganancia de pescadores", animando a Boris Johnson a persistir en su temerario descenso a los infiernos del brexit sin acuerdo y ofreciendo su apoyo. Pocas dudas hay de que se limita a buscar un aliado dependiente en la otra orilla del Atlántico.

Johnson tampoco se ha librado de la ley de acción y reacción, recibiendo un serio varapalo con la declaración de ilegalidad de su maniobra para disolver el parlamento británico. Ahora, aunque con la misma determinación de salir de la UE, ha cambiado el tono bronco y brutal previo a la disolución por otro relativamente más conciliador, que busca atraerse a parte de la oposición a su proyecto.

La Unión Europea se muestra más que escéptica ante las nuevas propuestas de Johnson, especialmente en cuanto a la frontera del Ulster. El tiempo se agota y tampoco parece claro que el Premier británico cumplirá fielmente con la ley aprobada por el parlamento para solicitar una prórroga si antes del 19 de octubre no hay acuerdo de salida.

El tiempo se agota y el momento de la verdad está a apenas tres semanas de distancia. ¿Dejarán sus egos atrás?

*Abogado y politólogo.