| 23 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Mariano Rajoy vuelve a confiar en Pedro Arriola.
Mariano Rajoy vuelve a confiar en Pedro Arriola.

Rajoy compra la baza de Arriola para frenar a los "frikis" de Podemos

Fue el inspirador de dar cuartelillo a Pablo Iglesias y ahora aquellos "frikis" inofensivos van como un tiro. El sociólogo de cabecera aún ve una oportunidad.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Los estrategas del PP transmiten que la carrera hacia las urnas va por buen camino. Las cuentas salen, según repiten en el seno de la cúpula popular. El propio Mariano Rajoy transmite su convencimiento del éxito de la carta del miedo a Unidos Podemos para afianzar la victoria el 26-J. En voz de un integrante del Comité de campaña, la tendencia electoral es "positiva" hasta el punto de aspirar a una inequívoca distancia entre sus siglas y la segunda. Si bien, el objetivo está en sacar 130 diputados.


A día de hoy, siempre según esos estrategas, el Partido Popular obtendría el 30-31% de las papeletas. Así, con ese hipotético escenario, nadie tendría margen para arrebatar a Rajoy La Moncloa. En teoría, la ocasión debería ser propicia. La fragmentación del voto de izquierdas podría permitir a los populares estar en mejores condiciones de afianzarse en el Poder. "La presión de la opinión pública será muy fuerte sobre PSOE y C´s", enfatizan. El optimismo de los jerifaltes populares, su seguridad en una mejora final de uno o dos puntos respecto al barómetro preelectoral del CIS, llega de manos de Pedro Arriola.

De nuevo, la confianza del gurú demoscópico del presidente del Gobierno en funciones en que el voto oculto le beneficiará ha resultado su mejor baza. En un análisis grueso, las preferencias de quienes se resisten a manifestar su voto irían por el centro-derecha. Su decisión podría incluso demorarse hasta el último día. Los sondeos internos han evidenciado hasta ahora un estancamiento, pero Arriola habría contagiado a la sede de Génova de la existencia de una mayoría silenciosa que elude definirse con claridad como conservadora. Y mucho más ante el ruidoso empuje podemita.

A día de hoy, siempre según los estrategas, el PP obtendría el 30-31% de las papeletas. Así, con ese hipotético escenario, nadie tendría margen para arrebatar a Rajoy La Moncloa

En consecuencia, interpretan que el elevado 32% de indecisos resulta una cortina de humo de sus potenciales electores. Ese soplo de confianza contrasta con el estado de ánimo que precisamente el CIS ha dejado en muchos cargos intermedios. Algunos reconocen que el escenario dibujado, una supuesta alianza PP-C´s quedaría más lejos aún de la mayoría absoluta, ha causado "depresión" en las filas populares. Incertidumbre y nerviosismo son generalizados.

La polarización de la campaña es una realidad y se deja sentir. Incluso a la hora de negociar entre bambalinas los detalles del 'debate a cuatro' populares y podemitas han ninguneado a socialistas y naranjas. En la cita televisiva cada candidato buscará el triunfo sobre sus rivales y, sí, también sobre las encuestas. Y es que, después del 26-J, habrá que investir un presidente, pero además gobernar.