| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Albert Rivera durante el desayuno.
Albert Rivera durante el desayuno.

Los empresarios del Ibex plantan a Albert Rivera en un desayuno, por qué será

El líder de Ciudadanos se hizo rodear de la plana mayor de su partido para un evento organizado por Europa Press, en el que habló de Quim Torra, Vox y de la obsesión de Sánchez por el Falcon

| Israel García-Juez España

Observo con admiración que ni un complejo hostelero de lujo como es el Hotel Villamagna de Madrid, ni la calidad de los asistentes (se suponen todas personas educadas) impide que la gente arrastre las sillas tanto para sentarse como para levantarse componiendo una atronadora armonía.

Al margen de esto, este lunes pude acudir al desayuno informativo organizado por Europa Press y cuyo invitado era el mismísimo Albert Rivera, presidente de Ciudadanos y que en sus años mozos fue campeón de España de la modalidad de debate. 

Todo lo que dice es y suena muy sensato, tanto que hay quienes afirman que su opción política está muy bien como contrapeso a los grandes partidos pero todavía les falta cuajo para ponerse al frente de la nave. Al margen de que es cierto que sus diferentes apoyos hacen pensar realmente a quién estás votando cuando metes en la urna la papeleta naranja.

Encomiable es lo que han hecho por Cataluña, incluso la sorprendente candidatura de Valls por Barcelona; ¿a quién prefieren de alcalde a Colau o al exprimer ministro francés? llegó a plantear a la audiencia y recordó que él siempre abogó por no levantar el 155. Algo que escuchando los exabruptos diarios de Quim Torra se torna más necesario.

Rivera le recordó a Sánchez que no todo vale con tal de seguir encaramado al helicóptero presidencial

A Sánchez le tiró varias perdigonadas diciendo que no todo vale en política con tal de tener las llaves de La Moncloa y estar todo el día subido al helicóptero de Presidencia, y algo de la plomada llegó también a Pablo Iglesias denunciando cómo el líder de Podemos más parece el ministro de Hacienda que un socio parlamentario. Por supuesto, está en contra de la subida de impuestos a personas, empresas, animales y cosas. 

Poco empresario del Ibex vi en este encuentro ciudadano, quizá porque la música que interpreta don Albert ya se la saben y sólo esperan que verdaderamente le den pista para poder lucirse.

Pidió que el auditorio nacional tome el nombre de Montserrat Caballé como homenaje postrero. En España siempre se agasaja a los muertos, nunca a los vivos, a un ejemplo de que se puede ser catalán y español presumiendo allá donde vayas.

Vox no es que no le preocupe sino que prefiere ni nombrarlos pues saben que se está empezando a convertir en una posible vía de agua. Y pidió cosas tan sencillas como que el conseller de los Mossos, aparte de protegerles, retire el lazo amarillo de la Consejería, que no haya exiliados sanitarios en otras comunidades españolas y que la titular del Ministerio de Educación se lea los libros con los que se forma a algunos jóvenes en nuestro país.

Europa Press ha decidido optar por azafatas más veteranas, que son siempre más resolutivas que las jóvenes pizpiretas. El problema es que olvidó cambiar sus uniformes y hay algunas que más parecen embutidas que vestidas, pues todos sabemos que el cuerpo de una mujer y el de una niña no son, exactamente iguales.

Algunas caras conocidas

Entre los asistentes a este happening naranja pude ver a Juan Pablo Lázaro, presidente de la patronal madrileña que siempre anda a la carrera. Tanto, que fue incapaz de plantearse discutir en buena lid democrática la Presidencia de CEOE a Garamendi.

Otro que en las escaleras me hizo un perfecto adelantamiento por la izquierda fue Manuel Cendoya. Pope de la comunicación del Banco Santander y que aplica a sus piernas el patrocinio que antaño hacía su banco a la Fórmula 1.

El que fuera presidente de ONO, Eugenio Galdón, prefiere las terceras filas pues así se evita saludar en demasía. Su carácter huraño y su temperamento explosivo conviene no mezclarlo con el zumo de naranja.

Siempre es grato encontrar a un antiguo profesor, como es Alfonso Bullón de Mendoza, hombre de orden y carlista acérrimo en un desayuno de lunes. Le hace reflexionar a uno sobre cómo el desconocimiento de la historia de España nos hace caer siempre en los mismos errores.