| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La "fila 1" de la presentación como aspirante a las primarias de Susana Díaz, este domingo en Madrid.
La "fila 1" de la presentación como aspirante a las primarias de Susana Díaz, este domingo en Madrid.

La intrahistoria del "súper mitin" forzó a Susana Díaz a ir con pies de plomo

Se salió con la suya: La presidenta de la Junta de Andalucía logró la ansiada fotografía en el anuncio de su candidatura. Pero detrás hubo tela que cortar. Y en ESdiario se lo contamos.

| Ricardo Rodríguez Opinión

Era su prueba de fuego y la superó con nota. Susana Díaz logró apabullar a sus rivales luciendo apoyos y capacidad de unir a antagonistas en un mismo recinto, el Pabellón 1 de Ifema, aunque sólo fuera por el contexto de máxima gravedad que atraviesa el PSOE. Conscientes de la necesidad del partido en sacar la cabeza de debajo del agua, que es donde la tiene ahora, se movilizaron aparatos varios, “vieja guardia” y barones con mando en plaza. Y ello aun cuando en el equipo de Díaz existió un debate amplío sobre la conveniencia de hacer tal demostración de poderío orgánico. “Cada cual debe mostrar lo que tiene tras de sí”, fue la conclusión definitiva.

En su puesta de largo, la propia candidata dio la sensación de recrearse al enumerar uno por uno a sus principales apoyos. Con especial mimo, los reivindicó como propios, erigiéndose así en heredera del PSOE histórico: “Nunca se nos ocurrirá a los socialistas quitar a nadie de la fotografía, ocultar parte de nuestra Historia y que no se sepa de dónde venimos. Queremos que se sepa, por qué nacimos, por qué estamos aquí, gracias a quienes lo hemos hecho y hasta donde estamos dispuestos a llevar al PSOE y llevar a España”, advirtió arrancando grandes aplausos.

Lo suyo le había costado. Y es que la clásica apelación patria al Fuenteovejuna de todos a una estuvo lejos de ser un reencuentro bucólico, nostálgico y genuino como se quiso mostrar en el escenario de la Feria de Madrid. No, Felipe González y Alfonso Guerra no coincidían en un mismo mitin de estas características desde 2011 y anteriormente desde 1996 cuando las diferencias entre ambos derivó en antipatía. Esa animadversión ya carece de arreglo. Si acaso, se aparca por la “causa”. Bien lo saben los organizadores del evento que tuvieron claro desde el minuto uno que en ningún caso debían sentar a los dos tótem asiento con asiento. Ahí resultó necesario andarse con pies de plomo.

Tal fue así, que el juego de sillas, etiquetadas con un “reservado”, sin nombres, llevó a situar a la candidata entre Felipe y José Luis Rodríguez Zapatero. Hasta ahí todo normal. Pero, a renglón seguido, el primero tuvo a su lado a Alfredo Pérez Rubalcaba y el segundo a Guerra. Fin de una historia. Estuvieron ambos popes en la fila VIP, claro, pero en ningún caso revueltos. Hasta resulta probable que Rubalcaba intercediesepara que González aceptase sumarse al multitudinario acto sin más problemas. Desde luego, Felipe tardó en confirmar asistencia (algo por otra parte habitual en él). Alfonso, en cambio, trasladóprácticamente de inmediato su disponibilidad.

Duda por cierto llegó a ser también el valenciano Ximo Puig, contando además con la comprensión de compañeros, ante las llamas del incendio que consume su federación. Un territorio que eligió Pedro Sánchezen su forzado intento de deslucir la ostentación de Susana Díaz. Nada nuevo bajo el sol de un partidoen crisis, donde ahora mismo reina más mirarse el ombligoque otra cosa y los trapos sucios se seguirán lavando de puertas afuera.