| 06 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Lo que esconde el desprecio de Sánchez por Iglesias y viceversa

Todo parece perdido entre el PSOE y Podemos, pero ambos se guardan una última carta bajo la manga para tratar de alcanzar un acuerdo que hoy parece imposible: el desprecio mutuo manda.

| Marco Ballesteros España

A esta hora, es más sencillo que Salvini abra su residencia particular para albergar a los inmigrantes del Open Arms que sellar un acuerdo entre Pedro Sánchez y Pablo Iglesias: aunque el segundo le ha aceptado al primero las condiciones que hace apenas un mes rechazó, al primero le pide el cuerpo enviar a paseo al segundo.

En Podemos se reconoce, en privado, que tal vez no tuvieron reflejos en julio y que quizá debieron aceptar lo que ahora sí suscriben: una vicepresidencia y tres ministerios, un botín impensable antes de las Elecciones Generales que, sin embargo, despreciaron. Incomprensiblemente para muchos.

Pero a la vez, el rechazo fulminante al documento de 160 páginas enviado este martes para retomar las conversaciones, se arguye como demostración de que la propuesta de coalición de julio expresada por Sánchez apenas 48 horas antes de la investidura frustrada se hizo a regañadientes, "por cumplir" y con el deseo íntimo de que no fuera aceptada, explican a ESdiario en el entorno de Iglesias.

 

Ése es el gran secreto de la relación entre ambos: no se quieren, se necesitan y, a la vez, hacen lo imposible por necesitarse menos. También en las cercanías de Sánchez se ve a su manera: no tiene sentido retomar una coalición que debe estar presidida por "la confianza" cuando, un mes antes, Iglesias la abortó con un portazo sonoro en el Parlamento. Iglesias tendrá que aceptar lo que se le ofrezca y partidos como ERC, además, ayudarán a que así sea bajo amenaza de ir a las urnas.

La última carta

Ahora es una partida de póquer, o de mus, con una máxima que en Moncloa dan por hecha: llegados a este punto, o Iglesias acepta un Gobierno de "cooperación" o habrá de nuevo Elecciones Generales. En Podemos, sin embargo, se deja abierta una puerta: Sánchez al final aceptará incorporar ministros suyos al Gabinete, por el temor a que el centroderecha se reorganice y unas elecciones allápor noviembre se lleven por delante a los dos.

Y una última cosa que no corroboran en ambos cuarteles generales pero tampoco desmienten: los dos se guardan una última propuesta, antes del 23 de septiembre, para llegar al acuerdo o ir a las urnas cargándole toda la culpa al otro. De la naturaleza de esa oferta poco se sabe, pero que está "preparada", es un hecho.