| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Osasuna 0 - Real Madrid 0: Sin nueve, gafas de nieve

El Real Madrid se deja dos puntos sobre el césped de El Sadar en un partido en el que se mostró inexplicablemente inactivo frente al área de un Osasuna muy combativo.

| Miguel Queipo Deportes

El Madrid no tuvo un nueve definido sobre el césped durante 75 minutos, y en la nieve de El Sadar se dejó un empate gafas (0-0) que parece alejarle irremisiblemente de pelear por el título liguero. A un punto de un Atlético que tiene tres partidos menos, tres. Dos goles anulados por claros fueras de juego de Benzema y un gran remate de Asensio que sacó el portero osasunista fueron todo el bagaje ofensivo de los de Zidane, pésimo con los cambios, en territorio rojillo.

Tras la peripecia de intentar salir de Madrid en pleno temporal y no unas horas antes para evitarlo, se presumía que una vez que Filomena llegara a Navarra iba a ser imposible jugar en El Sadar. Pero no fue así. Los empleados de Osasuna se afanaron y aunque el césped no estaría al gusto de Xavi Hernández, el amante del billar, estaba en un estado más que óptimo para jugar al césped, más aún para los que vivieron partidos de Liga antes de 2005, tal vez no para los señoritingos de ahora, cortados por el mismo patrón que el entrenador del equipo catarí.

Asi que Zidane no tuvo que apostar por alinear al campeonísimo de patinaje sobre hielo (e insigne madridista) Javier Fernández en el once ante los rojillos, sino que pudo alinear a Hazard. Un Hazard que con esa pelusilla despreocupada que luce por barba y lo poco que juega podría bien parecer un señor al que se encontraron vendiendo kleenex en un semáforo de camino al estadio. Y por el juego que desempeñó en El Sadar, desgraciadamente para los aficionados madridistas, también. Porque no hizo nada, más allá de demostrar que sabe controlar un balón y que es rápido. Algo al alcance del cuñado runner de cualquier lector.

Pero la rapidez no era la propuesta más adecuada para jugar sobre el césped de El Sadar. Húmedo y con algunas zonas al borde de la helada, era más parecido a una baldosa de porcelana que al sembrado esperado, así que el balón corría rápido y sin tomar demasiados efectos. Sólo Modric y Kroos, quienes a partir del minuto 30 empezaron a entender de qué iba eso, lograron por ratos intentar algo distinto que hacer correr al balón como un conejo para acabar perdiéndolo sin crear peligro, pese a monopolizar la posesión de manera incontestable.

Osasuna mientras demostraba aclimatarse mejor a las condiciones, que eran las mismas para ellos y no son un equipo de Finlandia: tampoco están acostumbrados al hielo y la nieve. Calleri como delantero de referencia para pelear balones largos, bajarlos e intentar llegadas de segunda línea y luego, no conceder nada, no perder la posición y tener todas las luces encendidas para que no pillaran a nadie despistado. La única ocasión de un primer acto intenso y peleado pero sin opciones de gol fue suya: un cabezazo de un Oier peligrosísimo llegando de segunda línea y que sacó Courtois. El Madrid ni siquiera le preguntó el nombre a Sergio Herrera, con Benzema perdidísimo.


Buen remate de Marco Asensio

Tras el descanso, el Madrid pareció haber corregido la forma de jugar, y Asensio, con un remate lejano que pudo sacar acrobáticamente el meta osasunista, por fin encontró la portería del rival. El ritmo se incrementó por los dos lados y el Madrid achuchaba de verdad, gol anulado a Benzema tras un cabezazo en fuera de juego del galo que sacó de manera impecable Herrera pero cuyo rebote en las piernas del nueve madridista acabó dentro su portería. Osasuna seguía a lo suyo, tratando de no perder la compostura, pero el partido parecía aún más inclinado del lado madridista, con Asensio haciendo daño tras un primer tiempo muy insulso del balear.

Pero en esas cosas de Zidane, hizo un cambio relativamente rápido para lo que acostumbra (minuto 66) y quitó… a Asensio, para meter a Valverde, con el fin de situar a Ramos de delantero centro y atrasar a Casemiro para ayudar a Varane en el eje de la zaga. Y tras el cambio, Roberto Torres marró una ocasión clarísima ante Courtois, mandado fuera un remate franco ante el guardameta belga.

No, Osasuna no se rendía y si había que morir sería en un intercambio de pelotazos de nieve con el Yeti, pero no refugiado alrededor de su portero. Por mucho que Zidane metiera a Mariano para ayudar a Ramos en los centros laterales, y a Isco, para intentar filtrar algún balón interior. Pero los blancos parecían diluidos sobre la nevada que caía en el recinto pamplonica.

No hubo para mucho más. El Madrid incomprensiblemente, y con Ramos y Mariano viviendo en área rival, no colgó un solo balón más y Osasuna defendió con orden mientras el oxígeno no le daba para crear peligro ante Courtois. Ramos vio cómo le anulaban un gol por claro fuera de juego de Benzema, otra vez él, y el partido se diluyó mucho mejor que la nieve sobre El Sadar. El empate fue justo y el Madrid vuelve a quedar en muy mala posición para pelear por el título.