| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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El día que Pantoja lloró conmigo sin importarle las miradas que nos rodeaban

La cantante está rota de dolor, demacrada. Entre sollozos me hizo una petición que habla por sí sola. Una confesión desgarrada y con la voz entrecortada que me impresionó mucho.

| Isabel Rábago Chismógrafo

 

 

Si hay algo que ocupa horas y horas de televisión y que ha copado las portadas de esta semana son las relaciones familiares del clan Pantoja.

Isabel Pantoja e Isa P no están pasando por sus mejores momentos familiares y por si eso fuera poco la matriarca del clan, la abuela Ana, a estas horas permanece ingresada en un hospital: “estable dentro de la gravedad”.

Tan complicada es la situación que Isabel Pantoja, inmersa ya en sus quehaceres y proyectos televisivos, solicitó ausentarse de las grabaciones que ya habían arrancado. Lo que ha provocado que se paralice por completo la producción del nuevo programa hasta próximo aviso.

Isabel necesitaba no separarse de la cama de su madre y su deseo fue atendido, como no podía ser de otra manera. Una suspensión que no puede prolongarse indefinidamente y que supone un retraso en la producción del programa.

Isabel se siente absolutamente destrozada, lo hemos podido ver todos en esa magnífica foto de portada de la revista Semana. Una Isabel rota de dolor, demacrada. Una instantánea que, al menos a mí, me retrotrae a los momentos previos a su ingreso en el centro penitenciario. Una portada que yo aplaudo por la carga que tiene. Felicidades a su director, Jorge Borrajo, por llevar a portada esa imagen.

 

 

Pero Isabel no se siente rota solo por su madre, también lo está porque ve que ha perdido a su hija Isa P. Así me lo hizo saber hace bien poco. Entre lágrimas y con la voz entrecortada, suplicaba que cuidara a su hija, que la sentía más lejos que nunca y que ya no sabía qué hacer. Entre sollozos entonaba un tibio mea culpa: “No sé en qué me he podido equivocar. Si se lo he dado todo. Muero por ella”.

Sobre Isa P.

Lo cierto es que esa Pantoja que llora sin importarle que las miradas no dejaran de observarnos, impresiona. Cuando aparece la madre, la Pantoja fuerte, soberbia y diva se vuelve tan pequeña que da la sensación de que se va a romper en cualquier momento.

Ella tiene razón pero su hija Isa P también. Las dos son Pantoja y su orgullo construye una barrera entre ambas que hace que se separen en épocas largas de su vida. La madre teme que las decisiones erróneas de su niña la hagan sufrir y la no tan niña, reclama y suplica que confíe en ella y que la deje equivocarse si así debe ocurrir.

 

Cuando las escuchas por separado te das cuenta que ambas están cargadas de razón, pero que les falta diálogo y tiempo para ellas solas. Cuando las escuchas por separado no dudas ni un segundo que se adoran y que los motivos de su distanciamiento casi siempre tienen como causa principal la aparición de terceros en la vida y en sus decisiones

Y así estaba la cosa, madre e hija sin levantar el teléfono, cuando de repente, la salud de la abuela Ana sufrió un revés tal que movieron los cimientos de Cantora. Su rápida hospitalización y la presencia de Isabel Pantoja y todos sus hermanos a la vera de la matriarca, hizo pensar lo peor. Pero de momento todo sigue en calma y como nos aseguran la cosa “está estable”.

 

 

Pronto comenzaron a publicarse las primeras fotos del Clan a las puertas del hospital. Y entonces vimos a Isabel, “tito” Agustín, Bernardo, Anabel, Kiko y hasta Irene... Pero por mucha guardia que se hizo nadie captó a la pequeña Isa P.

El sábado pasado en el programa Viva la Vida ya adelanté que Isa no tenía intención alguna de acudir a ver a su abuela pero que sí había llamado a su madre “es lo más importante para mí en estos momentos, he hablado con mamá”.

Una conversación entre madre e hija “algo tensa”, que la propia Isa ha admitido en El Programa de AR, en la que ambas volvieron a retomar eso que hasta ese día se había roto.

Puede que pocos lo entiendan pero la explicación es sencilla. A Isa P solo le importa su madre, se preocupa por el estado de su madre, quiere que su madre esté bien, tranquila y solo acudirá a su lado si ella la necesita.

 

 

Isa P. no tiene necesidad de ir a ver a una abuela con la que no tiene relación alguna desde hace ya demasiados años: “Es absurdo que me presente allí. Algunos lo podrían entender como una provocación”. Algo que también entiende su prima Anabel que entre sollozos y con el dolor de una nieta, reconoce que “Isa no siente a mi abuela, como su abuela”.

El futuro

Y esto sí que no tiene pinta de que se solucione pronto. Así que a día de hoy y a riesgo de que dentro de unas horas e incluso minutos, la última hora del clan Pantoja varíe, las cosas siguen así:

-Isabel Pantoja pendiente de su madre
-Isa P pendiente de su madre.
-Isabel Pantoja volviendo al trabajo en Mediaset
-Isa P triunfando en sus bolos por la geografía española

En definitiva las dos Pantojas pendientes la una de la otra a través del teléfono. Quizás ahora que Isabel tiene que volver a Madrid por unas horas, madre e hija se den la oportunidad de sentarse solas, mirarse a los ojos y responder a todas esas preguntas que están entre ellas, en el aire.

Un encuentro íntimo, privado, fuera del foco, sin luz ni taquígrafo. Un encuentro que desean propios y extraños y ya se estaría trabajando en él. Todo sea por la paz familiar y mediática.