| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Corporación de Cortes de Pallás al inicio de la legislatura. Foto: Ayuntamiento de Cortes
Corporación de Cortes de Pallás al inicio de la legislatura. Foto: Ayuntamiento de Cortes

La moción de censura en Cortes: nuevo episodio en la guerra local PSPV-Compromís

La coalición compromisaria ha cambiado las tornas después de perder las alcaldías de Palma de Gandia y Massalfassar con los votos socialistas incluidos. Ahora caerá un alcalde del PSPV

| H.G. Edición Valencia

"Está fuera políticamente del Acord del Botànic, en el que quedó muy claro que la fuerza botánica que más apoyo tuviera obtendría la alcaldía y sería respaldada por las otras fuerzas". Con esa rotundidad se expresaba la vicepresidenta del Consell y coportavoz de Compromís, Mónica Oltra, respecto al cambio de alcaldía en Palma de Gandia.

Ocurrió en noviembre del pasado año, cuando tras el deceso de la alcaldesa de la coalición compromisaria tuvo que convocarse una nueva sesión de investidura. Su formación contaba con cuatro ediles, por dos del PSPV y tres del PP. A pesar de que sus matrices suscribieron l´Acord del Botànic II, no hubo acuerdo local entre las dos primeras fuerzas, por lo que cada una respaldó a su candidato. Lo que no esperaban era que el trío de concejales populares emitiera voto de apoyo a Mari Trini Miñana, que resultó elegida alcaldesa. Y, a pesar de las presiones, no quiso renunciar.

De este modo, el PSPV (aunque Miñana concurriera como independiente) sumó una nueva alcaldía y Compromís perdió Palma de Gandia. Llovía sobre mojado después de que en junio de ese mismo año la coalición compromisaria también se quedara sin Sueca, un baluarte de un simbolismo elevado, porque PP y CS emitieron papeleta con el nombre del candidato socialista, Dimas Vázquez, aunque Compromís era la formación con más ediles en el Consistorio.

 Y un tercer episodio a tener en cuenta: el pacto de Torrent entre PSPV y Ciudadanos. Los dos concejales de esta formación entran en el equipo de gobierno en marzo, al que otorgan mayoría absoluta y ´liberan´al primer edil, el socialista Jesús Ros, de tener que depender en cada pleno de los votos de Compromís.

La moción de censura de Massalfassar

Con esos antecedentes llegó la celebración de la moción de censura de Massalfassar, en julio pasado, anticipada por EsdiarioCV. PP, Cs y Demòcrates Valencians ya la tenían cerrada y contaban con los seis votos necesarios sobre 11. La sorpresa vino por el sufragio a favor de la medida por parte del único edil socialista, Ismael Gimeno, a pesar de las advertencias de su secretario general comarcal y ex delegado del Gobierno, Juan Carlos Fulgencio, para que no lo hiciera.

 

Ahora, ya con el popular Álvaro Montañés de alcalde, Gimeno se enfrente a una falta muy grave, con solicitud de expulsión incluida mientras su afiliación está suspendida de manera cautelar a la espera de que decida el Comité de Garantía federal del PSOE.

Cambio de tornas

Y en este contexto, tramitan una nueva moción de censura, la de Cortes de Pallás, un municipio de poco más de 800 habitantes ubicado en la comarca de Ayora-Cofrentes, en el interior de la provincia de Valencia. En este caso, las tornas cambian: ya no va a ser Compromís quien pierda la alcaldía, como en Sueca y, sobre todo, Palma y Massalfassar, por acción o respaldo del PSPV a sus rivales. En esta ocasión la pérdida recaerá en las filas socialistas.

Los dos concejales del PP se han aliado con los dos que se presentaron encabezando la candidatura de Compromís -aunque recientemente se hayan dado de baja para no poner en un aprieto a su formación- y registraron este martes una moción de censura contra el alcalde socialista, Fernando Navarro, que gobierna el municipio desde 2015. 

La medida cuenta con la autorización de la dirección provincial del Partido Popular, que explica que asumen las riendas del municipio -su candidato, David Gras, lo dirigirá en el último tramo del mandato, mientras que el ex Compromís David Herrera lo hará, si sale la moción, a partir del 5 de octubre- "porque estamos hablando de una legislatura fallida, en la que el actual alcalde es incapaz de sacar el presupuesto y con el ayuntamiento paralizado".

No obstante, desde la dirección socialista la perspectiva resulta diferente. En primer lugar, hablan de un "cambalache", con el trasfondo de tratarse de un ayuntamiento con un presupuesto desorbitado para su dimensión debido al desembolso que realiza anualmente Iberdrola por la central hidráulica Cortes-La Muela.

Esto revierte, por ejemplo, en que seis de sus siete ediles perciban un salario equivalente al de un concejal liberado de un municipio con más de 20.000 habitantes. Y esa situación también provoca críticas cruzadas entre beneficiados y damnificados por la moción de censura sobre supuestos intereses espúreos.

El PSPV no puede arremeter directamente contra Compromís porque los dos ediles dejaron la coalición. Desde esta última, de momento, prefieren mirar hacia otro lado y desmarcarse del tema. No obstante, en la cúpula socialista no se van a quedar parados y advierten ya del recurso por incumplir el pacto antitransfuguismo, ya que si no son ediles de Compromís, David Herrera y Sonia Iranzo serían catalogados como tránsfugas.

¿Una pieza más en el complejo puzzle de guerra local soterrada entre PSPV y Compromís al margen de l´Acord del Botànic? La coalición que portavocían Oltra y Agueda Micó siempre puede aducir que no, que los dos ediles ya no forman parte de ella. No obstante, ambos se presentaron bajo el paraguas de sus siglas y el distanciamiento del alcalde socialista no surgió hace dos semanas, cuando teóricamente dejaron su militancia ambos concejales.

Viene de largo. Y l´Acord del Botànic establece la obligación de respaldar siempre a la fuerza mayoritaria de las dos (Unides Podem tiene una representación municipal casi testimonial) en cada ayuntamiento.

En este segundo mandato del Botànic la relación entre socialistas y compromisarios se ha erosionado en muchos municipios después de los cuatro años primeros años de convivencia en gobiernos locales, los transcurridos entre 2015 y 2019. Las fricciones personales y la variación en el reparto de fuerzas tras las elecciones de hace año y medio (en las que el PSOE subió en la mayoría de municipios y Compromís perdió representación) han agrietado muchos equipos de gestión.

Dos ejemplos claros los constituyeron Paiporta y Oliva, donde los concejales socialistas apuraron casi hasta el mismo pleno de investidura en junio de 2019 para dar su apoyo a alcaldes compromisarios. Y lo hicieron por la imposición de su partido desde la dirección autonómica.