| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Rajoy y Sánchez este miércoles en La Moncloa.
Rajoy y Sánchez este miércoles en La Moncloa.

El gran atolladero de Sánchez mantiene viva la esperanza de Rajoy

Sacar como conclusión de esta primera toma de contacto y de las declaraciones de Iglesias negándole el pan y la sal al PSOE que España se encamina a unas nuevas elecciones es aventurado.

| Ana Isabel Martín España

Al término de la reunión con Pedro Sánchez se quejaba el equipo de Mariano Rajoy de la actitud con la que el líder del PSOE había acudido a La Moncloa: con el "no" por delante. Pero, ¿qué otra cosa podía esperarse de un candidato que hace diez días llamó al presidente del Gobierno indecente delante de toda España?

El encuentro de este miércoles sirvió para dejar claro que las negociaciones políticas van a ser largas y tortuosas. Estamos sólo en una fase de tanteo en la que también van a participar Pablo Iglesias y Albert Rivera, a quienes Rajoy ha citado el lunes.

Sacar como conclusión de esta primera toma de contacto y de las declaraciones del líder de Podemos negándole el pan y la sal al PSOE que España se encamina irremediablemente a unas nuevas elecciones es sumamente aventurado. Ahí está el ejemplo catalán, con la CUP a punto de echarse en brazos de Artur Mas, al que juró y perjuró que jamás haría presidente. 

Los cuatro candidatos tienen algo que perder en unas hipotéticas nuevas elecciones

A ninguno de los cuatro actores protagonistas -secundarios hay más-le interesa ir de nuevo a las urnas. A Rajoy porque en ese supuesto tal vez ni siquiera sería él el candidato del PP; a Sánchez porque el PSOE sería devorado por Podemos, que el domingo se quedó sólo 1,5 puntos por detrás; a Iglesias porque no sabe cómo reaccionaría el electorado si él queda como el que ha bloqueado la formación de Gobierno; y a Rivera porque si Ciudadanos ya obtuvo un resultado inferior del esperado el 20-D una segunda vuelta podría ser criminal para los naranjas. 

Así pues, queda mucha partida por jugar. En el entorno de Rajoy no ocultan su pesimismo. Él mismo lo tiene, y de hecho ha decidido suspender las vacaciones que había previsto en Pontevedra ante lo delicado de su situación. No obstante albergan los populares una esperanza: que la presión de los poderes económicos, de Europa y de los jerarcas del PSOE -de Felipe González a Susana Díaz- obligue a Sánchez a cejar en su empeño de pactar con Podemos y sobre todo con los independentistas.  

El candidato socialista, por su parte, está entre la espada y la pared. Sus bases no le perdonarían que dejara gobernar a Rajoy una segunda legislatura pudiéndolo impedir, y de hecho hay analistas que auguran que si se alía (por acción u omisión) con el PP podría acabar como sus colegas del PASOK griego: casi borrado del mapa. Pero por otra parte si mete al PSOE en la boca de Pablo Iglesias puede que el partido no salga con vida. 

La incertidumbre suscitada en el terreno político es un abono magnífico para que crezcan teorías de todo tipo y de dudoso o nulo realismo. Desde que podría haber un Gobierno del PP pero sin Rajoy como presidente -algo que él aseguró el lunes que ni se plantea- a que Iglesias tiene posibilidades de serlo con el apoyo de Sánchez con tal de que no gobiernen los populares. Aunque lo mejor sigue siendo la idea de Íñigo Errejón de hacer un casting externo para buscar un presidente de consenso e intachable reputación.

Idea secundada por su jefe de filas desde el Huffington Post: "Tal vez sea el momento de que una figura independiente de prestigio, asuma dar los pasos necesarios para intentar que en España deje de gobernar el Partido Popular", escribía Iglesias este miércoles.

En cualquier caso, y aunque las posturas estén en las antípodas, la foto de Rajoy y Sánchez sí sirvió para algo: para mandar a la opinión pública el mensaje de que la formación de Gobierno es el único asunto que ocupa y preocupa a la clase política.