Zarzuela le complica a Iglesias los planes para dar un nuevo "bombazo"

La posibilidad de un nuevo golpe de efecto de Pablo Iglesias tras su visita a Zarzuela el próximo lunes trae por el camino de la amargura a Pedro Sánchez y su gente.

Pero no es el único. Incluso dentro de Podemos señalan que el secretario general del partido morado cavila si lanzar otra jugada de impacto como la que tuvo lugar después de visitar por primera vez al Rey Felipe VI en su residencia. 

Lo que pueda tener en mente Iglesias es un misterio al igual que sucedió con su propuesta de formar un "Gobierno del cambio".

En esa ocasión tan sólo un puñado de íntimos del líder podemita conocían lo que preparaba tras la audiencia con el monarca. "Mañana habrá noticias" fue el críptico mensaje que recibieron algunos. 

En esta ocasión, sin embargo, Iglesias lo tiene más difícil para pillar a Sánchez en un renuncio por una simple cuestión de agenda y protocolo.

Zarzuela ha colocado la visita del dirigente de Podemos a las cinco de la tarde del lunes mientras que el secretario general del PSOE comparecerá en la mañana del martes. 

De esa forma Sánchez se garantiza unas cuantas horas para poder afrontar cualquier golpe mediático propinado por Iglesias en la rueda de prensa posterior a la reunión con Felipe VI.

La cuestión, ahora, está en la mente del líder morado, que desde el 21 de diciembre había señalado su disposición a no pactar con el PSOE. De ahí que el pasado viernes 22, cuando abogó por un Ejecutivo junto a PSOE e IU, algunos se quedaran descuadrados. 

Sin embargo, la propuesta hay que entenderla como una finta de Iglesias a Sánchez: la petición, tono incluido, resulta inviable para el secretario general socialista si quiera mantener una cierta dignidad. Y más teniendo en cuenta que el precio es alto. 

Si Iglesias apuntó a una serie de ministerios clave no fue por casualidad. El líder morado es consciente de lo que iba a provocar su propuesta dentro del Partido Socialista, como ha sucedido.

Desde Podemos apuntan que la irrupción airada de la "anciana guardia", como los denominan, beneficia a la formación y conviene al propio Iglesias.

La jugada es complicada para Sánchez y mucho más sencilla, a priori, para Podemos: si Sánchez dice no a la propuesta, se encierra en una negativa a un "gobierno del cambio"; si es que sí, se arriesga a quedar en manos de Podemos.