| 05 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Sánchez, ya investido el pasado 7 de enero
Sánchez, ya investido el pasado 7 de enero

Sánchez suspendió las vacaciones de 113 trabajadores para atender este capricho

El líder del PSOE se empeñó en ser investido en la víspera de Reyes, en plena Navidad e interrumpiendo las vacaciones de los trabajadores del Congreso: ésta es la factura del capricho.

| Marco Ballesteros España

Parecía una fecha elegida a vida o muerte, sin alternativa posible, pese a lo delicado del momento: en plena víspera de Reyes, con España de vacaciones navideñas y en fin de semana a más inri, Pedro Sánchez se empeñó en ser investido con la ayuda de Meritxell Batet, la presidenta de un Congreso volcada en cumplir los deseos del jefe.

Y así fue, la investidura se convocó para el 4 y 5 de enero, con remate el día 7, aunque luego Sánchez demostró que no había tanta prisa: lejos de presentar ese mismo lunes su nuevo Gobierno, se tomó una semana. De repente nada era tan urgente y todo podía esperar.

Obligó a interrumpir sus vacaciones a 113 trabajadores y luego tardó una semana en nombrar ministros

Ahora se sabe que el capricho presidencial, uno más de un dirigente capaz de gastarse 500.000 euros en reunir unas horas a sus ministros en una finca de campo en Quintos de Mora apenas un día después de verles en Moncloa, le ha salido por un pico al erario público.

 

En concreto, Sánchez obligó a interrumpir su semana de libranza a 113 trabajadores de la Cámara Baja y a dedicar casi 2.000 horas extra a atender una sesión que podía haberse hecho a partir del 7 de enero, ya laborable, sin el coste añadido que tuvo: 50.446,36 euros

Más viajes

Además, el Congreso, que cubre los gastos de transporte de sus señorías en sus desplazamientos dentro de España para el ejercicio de sus funciones, gastó 106.022,85 euros por los viajes de ida y vuelta que los diputados tuvieron que realizar para asistir en Madrid a las sesiones del debate de investidura por encontrarse fuera de la capital.

Esa cantidad puede incrementarse porque no incluye las anulaciones de billetes de tren o de avión que pudieran haberse producido en ese fin de semana, y tampoco recoge el abono de los gastos de kilometraje para compensar los desplazamientos de los diputados que se trasladaron en sus vehículos privados, ni el uso de su abono taxi en esos días, que también corre a cargo del Congreso.