| 07 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Pablo Iglesias.
Pablo Iglesias.

Los planes de Pablo Iglesias para rentabilizar las dudas de Pedro Sánchez

Alejado de los focos mediáticos, el líder de Podemos esquiva su ansiedad y deja hacer a sus rivales políticos para sacar el único rédito político posible a su bloque de fuerzas antisistema.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

Aumenta el escándalo por cómo Pablo Echenique mantuvo sin contrato y sin cotizar a la Seguridad Social a su asistente personal. Sus exculpaciones iniciales alegando que sólo "fueron unos meses" y que, si lo hizo, fue para no perjudicar a "una persona necesitada", se desmoronan.

Ahora también se sabe que Echenique, además de haber mantenido en la economía sumergida a su cuidador 14 meses en 2015, siendo ya político profesional, en 2012, cuando ejercía como científico del CSIC en la Facultad de Ciencias de la Universidad de Zaragoza, cobrando un salario mensual de 2.464 euros netos, más 337 euros al mes por la Ley de Dependencia, en concepto de atención en el entorno familiar, actuó de la misma sórdida manera. Difícil seguir manteniendo, como hizo Pablo Iglesias, que su compañero es "un referente moral".

De hecho, pese a la disciplina que impera en este tipo de formaciones, comienzan a escucharse en la "Plaza Podemos" críticas resaltando que los políticos, además de cumplir la ley, deben mantener comportamientos éticos que les permitan ser ejemplares. Y de no serlo, tienen que asumir su responsabilidad política dimitiendo.

Precisamente, cuando volvemos la vista con este "caso Echenique" a la Ley de Dependencia que ampara al número tres de Podemos, pese a que él se haya olvidado del valor de la solidaridad y de los derechos sociales de su humilde asistente y de los deberes legales que tenía como empleador, ya me hubiera gustado haber tenido la oreja puesta en la llamada de teléfono que realizó la tarde del 26-J José Luis Rodríguez Zapatero (el máximo promotor de la citada Ley de Dependencia) a Juan Carlos Monedero.

Son conocidas las buenas relaciones entre el ex presidente y algunos de los fundadores de Podemos. Desde que Zapatero coincidió con Pablo Iglesias en una cena convocada por José Bono, han mantenido un contacto fluido. Parece ser que, en las horas previas al veredicto de las urnas, Zapatero dio por hecho ante Monedero el "sorpasso" sobre el PSOE. Pero no, se equivocó, el adelantamiento no llegó a materializarse.

Y Pablo Iglesias se estrelló contra sus ansias de superar a toda costa a Pedro Sánchez. Aquel descalabro respecto a las encuestas y sus propias expectativas dejó una dolorosa resaca personal en el líder morado. A tenor del bajo tono exhibido ante la prensa tras su última audiencia con Felipe VI en La Zarzuela, Iglesias aún sigue digiriendo el duro golpe. La única certeza ahora mismo es que Unidos Podemos votará "no" a una investidura de Mariano Rajoy. Y su análisis de situación pasa, en realidad, por cruzar los dedos para que Sánchez le dé la alegría de permitir que el presidente del Gobierno en funciones siga en La Moncloa en esta decimosegunda Legislatura.

De otorgar Sánchez su abstención a Rajoy, Iglesias tiene ya previsto sacar rédito del salto socialista y autoproclamarse inmediatamente "principal y único partido de la Oposición" liderando un bloque de 67 diputados, después de que los 4 de Compromís se hayan marchado al Grupo Mixto. No lo tendrá fácil. Claro. En su "grupo confederal", las confluencias se han garantizado autonomía y reconocimiento propio para tener su agenda, voz e iniciativa en el Congreso. Si logra mantener prietas las filas -lo que es mucho suponer- pondría toda la carne en el asador para seguir ganarse los focos y marcar la agenda mediática cada día, tal como ha venido actuando desde que irrumpió en la carrera política.

Queda claro que, además de descartar una tercera convocatoria electoral, el líder podemita va paso a paso. Y el primer paso es propiciar que el foco permanezca sobre el PSOE y C´s para achacarles ser los potenciales facilitadores de la investidura de Mariano Rajoy. Fuentes de Podemos aseguran que "a Iglesias le interesa en este momento permanecer ajeno a los movimientos de sus rivales políticos, reduciendo incluso al mínimo sus apariciones públicas". Sus colaboradores le han aconsejado aparcar la otra posibilidad, la del Gobierno alternativo. "Esa posibilidad no es viable", ya ha llegado a manifestar el secretario general de la fuerza morada. Por más que los números existan. Y que Alberto Garzón esté volcado en la tarea.

Queda por ver si Pablo Iglesias es capaz de permanecer inmóvil. "Su ansiedad le consume", insiste alguien que le conoce bien. Y las dudas sobre su plan pueden pasarle una mala jugada y hacerle sentir vértigo a nada que Pedro Sánchez tarde más de la cuenta en caer en la mano tendida de Rajoy, si lo hace... en pos del sentido común y el interés general. "Esa espera", asegura la misma fuente, "no va a ser nada fácil para Pablo", que todavía debe encontrar su propio espacio y dar a su partido unas estructuras que le permitan consolidarse, alejado del "gamberrismo" que impera en una fuerza llena de anti sistemas. Pero, no se puede sorber y soplar al mismo tiempo. De ahí que tenga entre manos una gran decisión: si quiere salir del aislamiento no puede seguir volando todos los puentes. Aunque no sea sencillo encontrar ese equilibrio en un partido penetrado de corrientes que durante años han transitado por la izquierda más radical y los extremos del sistema político.