| 28 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Sánchez e Iglesias durante la firma del preacuerdo.
Sánchez e Iglesias durante la firma del preacuerdo.

Podemos sospecha que Sánchez trama algo contra ellos: "¿Dónde está la trampa?"

Rebajada la euforia inicial tras el preacuerdo, Iglesias y los suyos prefieren no bajar la guardia ante el socialista. No son ningunos ingenuos. Hay dos teorías sobre sus planes ocultos.

| Ana Isabel Martín España

Hay práctica unanimidad. Pablo Iglesias le ganó la famosa batalla del relato a Pedro Sánchez en julio y septiembre, cuando no hubo acuerdo para un Gobierno de coalición, y se la ha vuelto a ganar ahora que sí ha habido fumata blanca. 

En la memoria colectiva va cuajando la idea de que el líder de Unidas Podemos ha conseguido doblegar al socialista y su férreo deseo de gobernar en solitario. No había más que ver la cara de satisfacción de Iglesias durante el abrazo para la posteridad que ambos protagonizaron el martes en el Congreso, él que es poco dado a dejarse llevar por las emociones. 

En Unidas Podemos no bajan la guardia a pesar de la euforia inicial. No se fían

Sin embargo, pasado el subidón inicial en Unidas Podemos de saberse dentro del Consejo de Ministros después de tantos sinsabores, una pregunta asalta a los de Iglesias: "¿Dónde está la trampa?". 

Es la misma que se hace en conversación con ESdiario Jorge Verstrynge, uno de los asesores de cabecera del futuro vicepresidente del Gobierno. Los morados no son ningunos ingenuos, y menos conociendo como conoce Iglesias a Sánchez y a su jefe de Gabinete, Iván Redondo, a quien tiene por un hombre hábil e inteligente. Intuyen que el dúo presidencial trama algo. Y por eso Podemos y sus socios no quieren bajar la guardia.

¿Pero el qué? Hay dos teorías que recorren los círculos morados. Una es que Sánchez ha aceptado tener a su enemigo cerca, sentado a su lado, para acabar con él desde dentro. Podemos ha perdido en cuatro años, desde las generales de diciembre de 2015, 34 escaños y más de dos millones de votos. 

No son, por tanto, una marca al alza, sino una en retroceso a la que, a priori, entrar en el Gobierno de España ha salvado la vida. Pero de momento. Sucede que normalmente cuando hay un ejecutivo de coalición, uno de los socios capitaliza ese acuerdo y el otro no. 

Vayamos al origen. A Castilla-La Mancha, donde en su día el PSOE y Podemos sellaron su primer Gobierno conjunto. Fue a mediados de la pasada legislatura, cuando Emiliano García-Page se vio obligado a meter a los morados en su Gobierno para poder aprobar los Presupuestos. 

"Es un acuerdo que marca el camino de lo que podría y debería suceder en España", proclamó entonces Pablo Echenique. Pero aquel experimento acabó como el rosario de la aurora y en las pasadas elecciones autonómicas el PSOE obtuvo mayoría absoluta y arrasó a Podemos en la Comunidad. El pasado mes de mayo no sacó un solo diputado. 

 

La segunda teoría tiene menos de cocción a fuego lento y más de olla exprés. Y se basa en que una vez que Sánchez haya utilizado a Iglesias para negociar con los catalanes la investidura, dejar de estar en funciones y asegurarse la aprobación de sus primeros Presupuestos (seguimos con los de Cristóbal Montoro de 2018 prorrogados), utilizará cualquier excusa para tirar a su vicepresidente del tren en marcha. Capaz le creen. 

Ello sería, claro está, después de haber obtenido de Unidas Podemos por escrito el compromiso de que garantizarán la gobernabilidad cuatro años. Una legislatura entera. Durante la comparecencia en la que este martes ambos anunciaron el preacuerdo, Sánchez presumió, en este sentido, de que es "para cuatro años". 

"Me arrepiento de haber confiado en la palabra de Pedro. Me mintió", sostuvo Iglesias en una entrevista en televisión a finales de septiembre. Y esa desconfianza no se ha ido. En Unidas Podemos disfrutan el momento; pero su líder es consciente de que tiene que cuidarse bien las espaldas por lo que venga.