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Voltereta de Pablo Aguado
Voltereta de Pablo Aguado

5ª de San Isidro: Marín corta una oreja y Pablo Aguado, nuevo Papa del toreo

Pablo Aguado confirma en Madrid su rotundo éxito en Sevilla y apunta a ser el nuevo Papa del toreo por su temple, despaciosidad y excelente toreo, mientras Ginés Marín corta a ley un trofeo.

| Miguel Angel Moncholi Ocio

Desde que el pasado 10 de mayo Pablo Aguado abriera la Puerta el Príncipe de Sevilla no con tres, sino con cuatro trofeos, los boletos de sus dos tardes en Las Ventas multiplicaron sus precios.

El primero de los paseíllos en la 5ª de la Feria de San Isidro a poco estuvo de poner el “No hay billetes”. El triunfo de Aguado en La Maestranza le ha convertido en chollo para los empresarios de Madrid.

Quien a estas alturas no supiera que Aguado es un valor seguro, o no entiende de esto o no está enterado. Su tarde en Valencia ya marcó lo que puede ser este recién graduado en Administración y Dirección de Empresas.

No tuvo suerte el Domingo de Resurrección en Madrid y de nuevo marcó la diferencia en Valladolid el 12 de mayo pasado en sustitución de Roca Rey en la corrida de San Pedro Regalado. Detalle éste que dice mucho en su favor, pues no quiso despreciar la oportunidad pese a ir de sustituto, eso sí, de quien en estos momentos es el diestro más taquillero.

Temple, despaciosidad y colocación son los secretos de Aguado

De ahí la expectación creada por este nuevo torero. Una expectación a la que el sevillano no defraudó. Y todo, sin tocar pelo, sin conseguir trofeos. Sin arredrarse en el primero, tras un buen susto por una colada inesperada y un volteretón que a cualquiera le hubiera quitado “el sentíoPablo Aguado dejó bien claro que aspira a ser figura. Que aspira a subir a lo más alto.

Su gran virtud es el temple, algo de difícil aprendizaje. Algo que o se tiene o no se tiene. Algo que uno lleva dentro desde que es parido. El temple y el toreo despacio. Muy despacio, pese al viento presente sobre el ruedo venteño, lo que le impidió ir más allá de dejar tan solo unos apuntes. El infame bajonazo al sobrero de Algarra, de impresionantes agujas, dejó todo el esfuerzo en silencio.

Obispo de Sevilla, en vías de ser reconocido como Papa del toreo

Habría de ser en el sexto en el que, reconocido ya como obispo del temple sevillano, habría de dar toda una lección de torería, templada, medida, -otra de sus virtudes-, de colocación impecable que obtiene a base de pasitos cortos, hasta colocarse allá donde el toro le va, le repite, y  finalmente se le entrega.

Con la espada de verdad en la mano dejó otros naturales de frente que recordaron al más puro y excelso toreo, compendio entre Martín Vázquez y Manolo Vázquez. Y fue entonces cuando, otra vez ¡maldita sea!, falló con la espada. Por no ponerse en línea, sino al hilo, lo que provoca que se salga de la suerte y le obliga a dejar el estoque en mayor o menor medida atravesado. Un defecto que debe corregir, pues es imprescindible para el canto que aspira: el gregoriano.

Para entonces el gentío allí presente, en el "Vaticano", en la considerada como catedral del toreo, quedó convencido de que “habemus Papa”, un nuevo aspirante a Papa del toreo. Las entradas para el 16 de junio ya han subido su cotización por los cielos.

La ambición de Ginés Marín también quedó en la retina de creyentes y legos

Para quienes venían a ver al excelso, se encontraron con un Ginés Marín muy dispuesto, que en el primero aguantó las coladas del titular de Montalvo que, con sus virtudes, también llevaba dificultades, -se colaba y embestía con la cara suelta-, y acabó yendo a más. Un toro por el que nadie daba un duro y por cuya apuesta en firme, el gaditano lo vio claro.

Marín jugó con muleta y voz y obtuvo así el mando y la firmeza necesarios para alargar el recorrido y ameritar a ley el corte de un trofeo, que le llegó como premio a su entrega, a sus ganas, a su valor y a su cabeza, bien administrada en todo momento.

Mi amigo Pedro Alonso me dijo: “este tiene hipotecas por pagar”. Y le respondí “lo que tiene es hambre de triunfar”. Y triunfó cortando una oreja al que pudo, el primero, que con el deslucido cuarto, la voluntad dejó todo lo hecho en silencio.

Las ganas y la ambición, las virtudes de Luis David

La terna la completaba Luis David. El mediano de los Adame es todo ambición. Siempre dije que iba a superar a su hermano. No tiene miedo escénico, goza de un desparpajo que llega con facilidad al tendido. Su ambición le impide abandonar sus opciones de medirse en quites, que interpretó por zapopinas, chicuelinas y gaoneras.

El manito derrocha valor y así lo manifestó con la muleta en los inicios de rodillas al segundo, con el que se acopló por el derecho y le costó encontrarse por el excelente izquierdo. Al hidrocálido le falló el no ganarle la acción al toro y quedarse siempre fuera de cacho, algo que en Madrid se considera un grave pecado. Sobre todo, porque le impide posicionarse para el siguiente muletazo y así conseguir la ligazón que motiva a los tendidos.

Dejó el mejicano una entera cruzada entre al encuentro y recibiendo, defecto que le impidió cortar la oreja que llevaba el Montalvo, pese a lo cual dio una vuelta al ruedo, un reconocimiento menor, pero no por ello reprochable cuando se han hecho méritos para pasear el ruedo.

En la quinta de San Isidro se pudo disfrutar de la sorpresa, -para algunos-, de Ginés Marín; del empuje de Luis David y de la verdad del toreo despacio, templado de Pablo Aguado que, en Las Ventas, firme aspirante a ser confirmado como Papa, bordó el toreo.

 

5ª de San Isidro. Toros de Montalvo, desiguales de presentación y juego, y un sobrero de Algarra (tercero) complicado. Ginés Marín: Oreja y Silencio. Luis David: Vuelta tras petición y Silencio. Pablo Aguado: Silencio y Ovación con Saludos.

 

Lo mejor:

El concepto del temple y de toreo despacio de Pablo Aguado, junto a su gran sentido de la colocación con lo que confirmó su excelente actuación en La Maestranza.

Lo peor:

El desigual juego de Montalvo, a los que le faltó casta y clase en sus embestidas.

 

El cartel de hoy: