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La mujer de Estado que también defendió al pueblo

Soledad Becerril abandona el cargo de Defensora del Pueblo, siendo la primera mujer en ejercer esta responsabilidad, como también fue la primera ministra en la restauración democrática

| P.P. Hinojos Opinión

Soledad Becerril cierra una nueva etapa como una de las mujeres de referencia en la política estatal desde la restauración de la democracia: abandona el cargo de Defensora del Pueblo, tras cinco años de un provechoso mandato en el que ha triplicado el número de resoluciones aprobadas y ha reducido a la mitad el tiempo de respuesta a las quejas de los ciudadano.

"La defensa de derechos y libertades en una democracia no termina nunca. Siempre hay nuevos hechos que exigir, que reivindicar, que atender. Este no es un trabajo para congratularse. La democracia no es perfecta, el Defensor del Pueblo la completa pero su labor no acaba nunca". Con estas críticas palabras, y sin ningún aire de suficiencia, se ha despedido Becerril de una institución que ha querido “abrir de par en par” a los ciudadanos y en la que ha tratado de dejar huella.

Esa ha sido una constante en la ya larga carrera de responsabilidades públicas de Becerril, que en julio de 2012 se convirtió en la primera mujer en acceder a este puesto, en el que sustituyó a María Luisa Cava de Llano, que ocupaba el puesto de manera interina desde que Enrique Múgica abandonó el cargo en 2010, al expirar su mandato.

La cartera que le entregó Calvo Sotelo

Becerril, nacida en Madrid en 1944, marquesa de Salvatierra, fue la primera mujer que accedía al Consejo de Ministros desde la Segunda República cuando Leopoldo Calvo Sotelo la nombró ministra de Cultura en diciembre de 1981.

Desde la Segunda República Española, cuando lo fueron la anarquista Federica Montseny y ya en el exilio, la republicana Victoria Kent, no se conocían mujeres con carteras ministeriales. Permaneció en este cargo hasta diciembre de 1982, cuando tomó posesión el primer gobierno de Felipe González.

Becerril fue la primera mujer en acceder al Consejo de Ministeros desde que Federica Montseny y Victoria Kent lo hicieran en la República

Además, fue alcaldesa de Sevilla entre 1994 y 1999, una legislatura marcada en su parte final por el brutal asesinato de su primer teniente de alcalde, Alberto Jiménez Becerril, junto a su esposa, Ascensión García Ortiz, a manos de ETA.

Encuadrada en las filas de UCD, accedió al Congreso en las elecciones generales de 1977 y en la primera legislatura del Gobierno de Adolfo Suárez. Posteriormente, también fue diputada por las filas del PP en las en la cuarta, quinta y sexta legislaturas. En 2004 fue elegida senadora por Sevilla y en 2008, de nuevo diputada por Sevilla.

Becerril es licenciada en Filosofía y Letras, especializada en filología inglesa, por la Universidad de Madrid, y realizó estudios en la Universidad de Columbia. Ha sido profesora en la Universidad de Sevilla y fundó la revista de información andaluza La Ilustración Regional, de la que fue consejera delegada. Recibió en 2006 la Medalla de Oro de Andalucía.

Defensores con consenso

La figura del Defensor del Pueblo fue creada en España por Ley Orgánica en 1981, con la idea de salvaguardar las libertades y derechos fundamentales de los ciudadanos frente a la acción de las Administraciones Públicas. El primer titular de la Alta Institución no fue nombrado hasta el 30 de diciembre de 1982. Se trataba de Joaquín Ruiz-Giménez Cortés, que contó con Álvaro Gil-Robles y Gil-Delgado como Adjunto Primero y estuvo al frente de la defensoría un mandato, es decir, cinco años.

Fernando Álvarez de Miranda y Torres (1994–1999), Antonio Rovira (en funciones, entre 1999-2000) y Enrique Múgica Herzog (2000-2010) han completado la nómina de defensores.

La práctica habitual en estos casos es que sea el adjunto, en este caso el exdiputado socialista Francisco Fernández Marugán, quien se haga cargo del puesto  que deja Becerril de manera interina hasta la designación de un nuevo Defensor del Pueblo.

El cargo del Defensor del Pueblo tiene que recibir el visto bueno de tres quintos de los diputados del Congreso de los Diputados, donde el PP cuenta en la actualidad con 137 de 350, y de tres quintos del Senado, donde los 'populares' tienen mayoría. El Gobierno tendrá que negociar,. por tanto, con el resto de los grupos para lograr un nombre que cuente con el suficiente 'quorum'.

Será difícil encontrar, en todo caso, un perfil de tanto consenso como el alcanzado por Becerril, una mujer de Estado que ha abierto camino a otras mujeres para ocupar cargos de alta responsabilidad.