| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Carme Forcadell durante la declaración del exletrado mayor del Parlament.
Carme Forcadell durante la declaración del exletrado mayor del Parlament.

Forcadell se derrumba, acorralada por el testimonio de dos altos funcionarios

El exletrado mayor del Parlament y el aún secretario general de la Cámara declararon este lunes en el Supremo y hundieron la línea de defensa de la expresidenta. Claro que sabía lo que hacía

| Miguel Blasco España

Antoni Bayona y Xavier Muro fueron los dos insumisos, valientes, traidores, cobardes o profesionales funcionarios -según para quién- que el 6 de septiembre de 2017, día de infausto recuerdo en Cataluña, trataron de impedir la hasta entonces mayor burla a la democracia registrada en España desde el golpe del 23-F.

Ambos, el exletrado mayor del Parlament y el aún secretario general de la Cámara, se saltaron el guión previsto por Junts Pel Sí y la CUP y se convirtieron en el dique de contención jurídico a la tropelía que los secesionistas pretendían perpetrar.

Primero, advirtieron de las consecuencias legales de admitir a trámite la Ley del Referéndum y, después, se negaron a suscribir su tramitación en el Boletín Oficial del Parlamento de Cataluña.

Este lunes ambos declararon en calidad de testigos ante el Tribunal Supremo dentro del juicio del procés, y su testimonio dejó acorralada a una Carme Forcadell que escuchó las explicaciones de ambos nerviosa, al borde del llanto por momentos y hasta comiéndose las uñas.

Antoni Bayona durante su declaración.

Bayona primero y Muro después desmontaron el testimonio de la expresidenta del Parlament y ahora presa, que la semana pasada declaró: "En ningún momento, ningún miembro de la Mesa del Parlament tuvo en su voluntad desoír los mandatos del Tribunal Constitucional". Y se escudó en que la Mesa no puede inadmitir iniciativas, ya sean proyectos de ley o de cualquier otra naturaleza, por cuestiones de fondo, es decir, por el contenido de las mismas.

El exletrado mayor de la Cámara contradijo a Forcadell y afirmó que claro que puede. Bayona relató al tribunal que a raíz del primer incidente de ejecución que se planteó desde el Tribunal Constitucional, los servicios jurídicos del Parlament comenzaron a elaborar informes sobre la no conveniencia de admitir determinadas iniciativas, ya que éstas podrían suponer un incumplimiento del acatamiento al tribunal de garantías.

"Bastantes" advertencias de los letrados de la Cámara, explicó, se hicieron a la Mesa de forma escrita. Aunque otras se pusieron de manifiesto de forma oral, de igual modo se incluyeron en las actas de las reuniones, e incluían entre otras medidas la conveniencia de escuchar al menos al Consejo de Garantías Estatutarias.

Las advertencias continuaron también después de que terminara el proceso de aprobación de las denominadas "leyes de desconexión" y de hecho a preguntas del fiscal Fidel Cadena, Bayona admitió que se hizo un requerimiento también después de 4 de octubre, cuando Junts pel Sí y la CUP solicitaron la comparecencia del president Carles Puigdemont para que trasladara lo resultados del referéndum.

Después de él el secretario general del Parlament, que pidió no ser grabado por las cámaras que retransmiten el juicio en directo, destacó que atendiendo a la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y a las "excepciones" marcadas por el propio tribunal, la Mesa tiene el deber de "inadmitir la proposición parlamentaria" cuando ésta fuese una "palmaria y evidente" contradicción con la Carta Magna.

En este sentido, aseguró que tanto él como Bayona recordaron al menos en "siete ocasiones", por escrito y verbalmente, la obligación de atender las advertencias del TC y de las posibles responsabilidades penales que podrían incurrir si admitían las leyes de desconexión. Y agregó que en este caso concreto elaboró una "nota escrita", que fue "algo más extensa que en otras ocasiones".

Nadie les hizo nunca caso. Forcadell menos que nadie.