| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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R.Sociedad 3- Levante UD 0: El Levante UD roza el ridículo en Anoeta

Los granotas no confirman su leve mejoría tras caer con estrépito en un, a priori, propicio encuentro.

| Carlos Botey Edición Valencia

Y es que los condicionantes positivos eran varios en la previa: el 3-0 con el que el Levante despachó a los donostiarras en la ida, el hecho de que Anoeta sea, históricamente, un campo favorable para los granotas, la mala racha con la que llegaban los de Eusebio sumada al cansancio que le proporcionaba su mal partido del jueves en Europa League... Pero todos estos presagios comenzarían a desmoronarse bien pronto; concretamente desde el momento (minuto 9) en el que Lukic agarró al punta local Aguirretxe dentro del área. Xabi Prieto transformaba el penalti que Jaime Latre había decretado.

Por si fuera poco, el golpeó del capitán donostiarra aún conllevaría una consecuencia más perniciosa para los levantinistas, y es que la lesión que se produjo durante el mismo, acabaría por ser el detonante de la peor pesadilla granota. Sergio Canales era su sustituto y, a la vez, quien manejó el duelo a su antojo, entrando cómo cuchillo en mantequilla hasta zonas cercanas a los dominios de Oier cada vez que se lo propuso. Así fue como, a falta de seis minutos para el intermedio, servía en bandeja un balón de gol que Juanmi, libre de marca en el segundo palo, sólo tenía que impulsar a la red para hacer el 2-0.

El inicio de la reanudación no hizo sino corroborar esos dos factores determinantes: por un lado, el despliegue de recursos del talentoso media punta cántabro; así como, por el otro, la incalificable apatía defensiva - esta vez extrapolada a todas las facetas del juego- de la caricatura de equipo que el Levante UD esta mañana resultó. Ciertamente, no pudo haber mejor ejemplo de todo esto que el 3-0, donde Canales fue dejando sentados y/o clavados a todos los adversarios que tímidamente le salían al paso hasta cruzar con su pierna menos buena lejos de los dominios de Oier.

De capacidad de reacción levantinista, ni rastro. De acercamientos al área rival, aún menos. Los relevos de Muñiz (veremos si los últimos de su trayectoria al frente del banquillo de los de Orriols) también serían totalmente infructuosos. Sólo cabe reseñar una nota destacada en forma de debut de un Rubén Rochina que fue el único que lo intentó, eso sí, cuando la Real ya había dado por concluido el partido. Y es que la imagen que dio el Levante UD - ante un oponente que no dista en exceso de ser rival directo- fue, por momentos, fronteriza con el oprobio. Una imagen que, a buen seguro y de no ser cambiada radicalmente y con inmediatez, no permitirá ni tan siquiera continuar en la lucha por la permanencia. Una imagen que requiere soluciones y/o revulsivos a la voz de ya.