| 24 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Wang Jianlin, propietario de Wanda, entre Cerezo y Gil Marín cuando entró en el club
Wang Jianlin, propietario de Wanda, entre Cerezo y Gil Marín cuando entró en el club

Wanda: un cuento chino

Wanda se va del Atlético de Madrid, como ya hizo del complejo hotelero anunciado en la capital y finalmente enterrado. El gigante chino fracasa o cambia de estrategia, sin dar explicaciones.

| Rafa Rodríguez Opinión

Llegó a España con todo el poderío de la súperpotencia que, probablemente, marcará el siglo XXI junto a la India y Pakistán. El grupo chino Wanda desembarcó en el Atlético de Madrid como accionista de referencia, puso su nombre al nuevo estadio rojiblanco y convirtió su inversión en el fútbol en un altavoz del poderío de China en Europa y en el mundo.

Pero era un cuento. Un cuento chino. Sus problemas económicos, con una deuda cercana a los 30.000 millones de euros, han hecho a la corporación marcharse a toda prisa del Atlético de Madrid pese a quel el gasto en él (45 millones de euros por algo menos del 20% de las acciones) es insignificante para una firma acostumbrada a manejarse en cifras cien veces mayores.

¿Qué ha pasado entonces? Primero los hechos. El Atlético de Madrid ha anunciado que el grupo empresarial chino Dalian Wanda Group ha abandonado el accionariado del club rojiblanco después de vender su 17 por ciento del capital social del club a Quantum Pacific Group, que incrementa su participación hasta el 32 por ciento.

Según explicó el Atlético en un comunicado, esta "decisión de desinvertir se enmarca en la estrategia global del grupo chino". "De mutuo acuerdo con los accionistas mayoritarios del club, se ha decidido que la participación de en el Atlético de Madrid sea adquirida por uno de los actuales accionistas de referencia del club, Quantum Pacific Group, que de esta forma renueva su voluntad de inversión y apoyo a la entidad", detalló el texto.

Pese a este nuevo escenario en la propiedad del club, el Atlético aclaró que Wanda se mantiene su apoyo como patrocinador del club y seguirá su dando nombre al estadio Wanda Metropolitano. "El Atlético de Madrid y Dalian Wanda Group han corroborado su firme compromiso de colaboración mutua, que se potenciará en los próximos meses gracias a nuevas iniciativas", aclaró el club madrileño, añadiendo que "ambas entidades han renovado el acuerdo estratégico para desarrollar la marca Atlético de Madrid en China a través de Wanda Sports".

El accionista de Israel

Una vez ejecutada esta venta de acciones, que requiere la autorización del Consejo Superior de Deportes, Quantum Pacific Group elevará su actual participación del 15% al 32%. Por su parte, Miguel Ángel Gil y Enrique Cerezo, consejero delegado y presidente del club, respectivamente, se mantienen como accionistas mayoritarios de la entidad.

 

Hasta hace nada, nadie pensaba en la marcha de Wanda. Sí en que comprara el club entero

 

Todo buenas palabras, pero la procesión va por dentro. Hasta hace unas semanas, el presidente colchonero, Enrique Cerezo, y el máximo accionista del club, Miguel Ángel Gil Marín; seguían señalando a Wanda con unas palabras similares a las utilizadas en los primeros pasos de Wanda en Madrid, cuando se especulaba con la posibilidad de que se convirtiera en el máximo accionista y se le tildaba de "socio estratégico". "Está contento con el modelo de gestión del club y no tiene intención ni de salirse ni de comprar más”.

El otro fracaso

La realidad es bien distinta, y de lo que ha pasado con el Atleti ya dio un indicio la otra operación fallida en España de Wang Jianlin, dueño de Wanda: en 2014 adquirió por 265 millones de euros el Edificio España en la emblemática plaza madrileña del mismo nombre. Iba a hacer un gran complejo comercial, hotelero y residencial en el corazón de la capital... pero acabó vendiéndoselo a Baraka en 2017, con una pérdida de 25 millones de euros. Hoy, ese inmueble pertenece a la cadena hotelera RIU, cuyo propietario está sumido en problemas legales por una acusación de soborno en Miami.

Con el Atlético de Madrid ha vuelto a pasar lo mismo: grandes promesas, una operación urbanística aceptada por todos pero no del todo clara que incluye la destrucción del Calderón y el uso de un recinto de origen público en las atascadas afueras de la capital y, finalmente, una salida precipitada.

Aunque queda una pregunta en el aire, nunca descartable con quien en su país es presentado, por la prensa oficial, como "el hombre más rico de China". Y es ésta: ¿No sería acaso ésta su intención desde el primer momento?