| 16 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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La ministra Reyes Maroto, junto a la directiva de Farmaindustria en los cursos de la UIMP
La ministra Reyes Maroto, junto a la directiva de Farmaindustria en los cursos de la UIMP

España debería convertir el sector farmacéutico en una estrategia de país

Expertos advierten de que nuestro país debe lograr inversiones crecientes en este ámbito por razones estratégicas y de Estado que no siempre son atendidas.

| Israel García Juez Economía

Escuchamos desde algunos, más bien pocos, ámbitos políticos la importancia que tiene reindustrializar España para afrontar los retos económicos que se nos avecinan. Ya les hemos contado en ESdiario la importancia que supone en términos de empleo (de calidad) y generación de riqueza, la industria farmacéutica por no hablar del fuerte impacto que proyecta sobre el PIB la exportación de alta tecnología. Ahora el reto radica en ver de qué forma España debe estar preparada para lograr inversiones crecientes en este ámbito. 

“La investigación clínica, o lo que es igual, aquella que se realiza con la participación de pacientes es cada vez más abierta, colaborativa e internacional, y numerosos países compiten por captar las inversiones de la industria farmacéutica en I+D, que a escala global ascienden a más de 130.000 millones anuales" asegura el presidente de la patronal, Martín Sellés que comentó a este periódico: "Si me permiten la expresión, es una cifra brutal, y por eso hay una creciente competencia entre países para captar esa inversión”.

España dedica a la Sanidad pública un 6%, menos que en Europa y menos incluso que en 2010: eso hay que revertirlo

En España lo hemos hecho bien en los últimos años, afirmó, “pero lo podríamos hacer mucho mejor, y ese es el reto que tenemos todos: crear el entorno adecuado para atraer más inversiones”. Todo esto significa inversión para los hospitales españoles y prestigio para el sistema sanitario; es una oportunidad para que los profesionales sanitarios estén en la vanguardia científica, y es, por encima de todo, más calidad en la atención y acceso a los nuevos tratamientos para los pacientes.

 

 

“Estamos convencidos de que España está en condiciones de ser uno de los líderes mundiales en investigación clínica, y ello puede suponer un salto adelante en otros ámbitos de la investigación biomédica. Es fundamental que esta oportunidad esté presente en la agenda del Gobierno, y desde Farmaindustria colaboraremos al máximo para ayudar a que nuestro país la aproveche como el que más”, remata Sellés. 

En las dos últimas décadas, se ha producido en todo el mundo o un desarrollo sin precedentes de la biotecnología que está haciendo realidad la denominada medicina de precisión o personalizada. Las nuevas terapias génicas y celulares profundizan en estos conceptos, proporcionando ya nuevas soluciones para los pacientes y abriendo la puerta a una revolución biomédica llamada a constituir un nuevo paradigma con enormes beneficios para los pacientes, el tejido investigador, el sistema sanitario y la sociedad general.

 

Todo ello supone una oportunidad histórica para países que, como España, son referentes en el ámbito sanitario y de la investigación clínica, y que tienen la posibilidad de formar parte del grupo de cabeza de una nueva forma de entender la medicina y el cuidado de la salud que caracterizará en el futuro a las sociedades más avanzadas.

Con Reyes Maroto

Además, y parece que la ministra del ramo en funciones, Reyes Maroto, esto sí lo ha entendido, la investigación biomédica constituye un driver de la sociedad del futuro junto a la digitalización y transición ecológica. Aseguran los expertos que nuestro país debe convertir la I+D biomédica en una estrategia de país convirtiendo España en uno de los líderes mundiales en investigación clínica.

 

 

Para todo esto, el primer paso es considerar el medicamento innovador como una inversión, y no como un gasto, en la medida en que genera importantes ahorros sanitarios. Algo que encima repercute sobre la sanidad y la salud de los pacientes. 

“En el caso de la salud, esta incorporación rápida de la innovación no es sólo una decisión de carácter económico sino un derecho de los pacientes y una responsabilidad de todos nosotros como ciudadanos y, especialmente, de todos los agentes que actuamos en el sistema de salud”, destacó Sellés.

Más mayores, más inversión

“Pero nada de esto tendría sentido –añadió– si antes no nos planteamos, como sociedad, cuál es la inversión que queremos hacer en el sistema sanitario, sobre todo teniendo en cuenta que en España invertimos en la sanidad pública el 6% del PIB, cuando la media europea está en el 7%, y que en nuestro país en 2010 dedicábamos a sanidad pública el 6,5% del PIB, cinco décimas más que ahora”.

Sellés recordó que mientras el número de personas mayores de 65 años ha crecido en lo que llevamos de década un 12%, que el gasto en pensiones es un 34% mayor que en 2010 y que en ese periodo el PIB ha aumentado un 12%, el gasto sanitario sólo se ha incrementado en ese periodo en un 3%, y el gasto farmacéutico público en un 2%, “porcentajes que se antojan muy escasos si además tenemos en cuenta que en ese periodo el número de personas que en España siguen tratamiento farmacológico diario ha aumentado más del 30%; hay ya 25 millones de crónicos”.