| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El jubilado comisario Villarejo.
El jubilado comisario Villarejo.

"Soy un capullo, la he cagado", la gráfica confesión del comisario Villajero

El ahora encarcelado se lamentó durante el registro de un segundo chalé en Boadilla –que no se conocía y al que lo llevaron desde la cárcel– de haber ocultado ahí documentos comprometidos.

| ESdiario España

Lo cuenta con detalle el diario ABC, el comisario jubilado José Manuel Villarejo ha pasado la última semana en un sobresalto continuo. El viernes 3 de noviembre, casi al mediodía y por sorpresa, fue detenido cuando salía de su mansión de Boadilla del Monte. Los policías de Asuntos Internos que llevaban horas aguardando en las inmediaciones temieron que alguien le hubiera alertado de la operación. No podían acercarse demasiado, dadas las impresionantes medidas de seguridad con que tiene protegida la casa, que incluyen los dispositivos más sofisticados y que él controlaba desde varias estancias. El registro se prolongó hasta las seis de la madrugada.

La segunda sorpresa –todavía mayor– la vivió dos días después cuando la jueza Carmen Lamela lo envió a prisión, acusado de blanqueo de capitales, cohecho y organización criminal. El furgón policial lo trasladó, pasadas las diez de la noche, hasta el módulo de funcionarios de la cárcel de Estremera junto a sus amigos y socios: el comisario principal Carlos Salamanca (la otra mitad de la operación Tándem) y el abogado Rafael Redondo, su mano derecha durante años.

Su mujer, la periodista Gemma Alcalá, y su hijo José Manuel quedaron en libertad. A ella la magistrada le retiró el pasaporte. Ambos han desempeñado importantes cargos en el emporio empresarial de Villarejo, formado por una maraña societaria, que ha llegado a tener más de 25 millones de euros de capital social y noventa y dos bienes inmuebles entre parcelas, viviendas, plazas de aparcamiento o almacenes, según un informe de Asuntos Internos anterior a esta operación.

Ni 48 horas habían pasado de su ingreso en la cárcel cuando el policía, de 66 años, que se autodefine como "agente encubierto", volvió a salir de prisión. Los investigadores habían encontrado otro chalé de lujo en Boadilla, que no les constaba, en la urbanización Pino Centinela, muy cerca del que es propiedad del empresario José Luis Moreno. Fue la tercera sorpresa para él. Pese a que la vivienda estaba semivacía, el comisario también había guardado material en ese escondite, que nunca pensó que descubrirían.

"Soy un capullo. La he cagado". Esas fueron más o menos sus palabras al saberse descubierto por segunda vez después de haber negado ante la juez Lamela los hechos que le imputa la Fiscalía Anticorrupción, según cuenta ABC. Aunque no ha trascendido el contenido de la documentación intervenida las fuentes consultadas sostienen que puede ser clave para apuntalar las pesquisas, de ahí la preocupación del comisario que hasta ahora había contado con protección tras haber hecho trabajos para el Ministerio del Interior durante décadas mientras levantaba un imperio.

El cuarto sobresalto fue encontrarse de nuevo a su mujer, ya en libertad, en el chalé de Pino Centinela, valorado en más de un millón de euros y que supuestamente lo adquirió una sociedad controlada por ella. Al verla, se desmoronó. Hasta 2015 Gemma Alcalá ocupaba cargos de administración en buena parte de las sociedades de la estructura, pero a raíz de que se empezaran a publicar informaciones sobre las empresas del comisario ella cesó prácticamente en todas. Los funcionarios se llevaron varias cajas de documentos.