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La portavoz del Gobierno se esfuma, escaldada después de su pésimo estreno
Isabel Celaá ha sido la gran ausente en medio de la crisis provocada por Màxim Huerta. Aún no tiene jefe de gabinete, ni equipo de comunicación, y para ser portavoz, lo disimula muy bien.
Después de la caótica rueda de prensa con la que se estrenó el viernes en La Moncloa, cuando pidió a los periodistas que fueran "comprensivos e incluso bondadosos" con ella, la tierra parece haberse tragado a la portavoz de Gobierno.
La también ministra de Educación, Isabel Celaá, ha sido la gran ausente durante la primera crisis del Ejecutivo, motivada por el fraude fiscal de Màxim Huerta.
Celaá estuvo desaparecida todo el día en medio del caos, ausente, pese a que se supone que es la voz del Gobierno. Y más que lo debe ser en los momentos complicados. Se echó en falta una comparecencia suya. Este jueves tampoco tiene nada en la agenda.
A la titular de Educación le está costando aterrizar más que a otros ministros. Sorprende que aún no ha nombrado jefe de gabinete ni tampoco equipo de comunicación. De hecho en el Ministerio aún está el equipo del anterior ministro, Íñigo Méndez de Vigo, aunque según ha sabido ESdiario Celaá ni siquiera se ha dirigido a ellos en ocho días. Como si no existieran.
Para ser portavoz del Gobierno, lo disimula muy bien. Porque apenas se ha prodigado desde que prometió su cargo ante el Rey. Ese mismo día, el jueves de la semana pasada, dio una entrevista exprés a la COPE -de dos minutos- en la que acabó colgando el teléfono molesta porque le habían preguntado si sería capaz de compatibilizar la cartera de Educación con la Portavocía y hacerlo bien.
El viernes, después del Consejo de Ministros, Celaá se marchó a Bilbao y no volvió a pisar por el Ministerio hasta el lunes, ya bien entrada la mañana. Ese día se reunió con el director de Educación de la OCDE, Andreas Schleicher, y desde entonces no ha tenido aparición pública alguna ni agenda.
