Valencia Basket prolonga su euforia a triple limpio

El que la temporada pasada fuera técnico jefe taronja, Txus Vidorreta, asistió - por una vez impertérrito - a una exhibición ofensiva de sus ex pupilos. Aquellos a los que él mismo y sus jugadores habían agasajado pertinentemente en los prolegómenos de un partido que, por momentos, parecía ejemplificar la continuación de unos fastos que la Fonteta vio desencadenarse cinco días atrás.

Todo lo indicado anteriormente ejercía como catalizador de la indestructible confianza taronja, la misma que propició un ya significativo parcial de 15-4 en los albores del choque. Todos los protagonistas locales destacaban, a reseñar la aportación de un renacido Joan Sastre, para dejar un casi inmaculado 5/6 en triples - tónica que terminaría por cronificarse en el duelo -, para así elevar el marcador hasta el 25-13 al inicio del segundo periodo.

Nada parecía poder alterar la cada vez más sólida comunión entre los hombres de Ponsarnau y la grada del feudo de Hermanos Maristas, ni siquiera el hecho de que un niño de unos tres años de edad recorriera la pista hasta que un familiar salió a buscarlo en lo que significó la simpática anécdota de la jornada. No obstante, el banquillo canario sí logró mejorar las prestaciones de los hoy titulares, para de la mano de un muy acertado Pierre Gillet - acabaría con 20 puntos - ajustar el parcial al intermedio (37-34 min. 20).

Tras la pequeña perturbación que supuso la mayor ventaja visitante de la tarde (44-46 min. 23), Valencia Basket decidió que era el momento de ponerse definitivamente las pilas. De ese modo sería como las constantes de cuadro valenciano, de nuevo, comenzaron a aflorar. Con Will Thomas repartiendo el balón a las mil maravillas ante la defensa las ayudas tinerfeñas, y su homónimo Matt martilleando el aro visitante desde el perímetro haciendo gala de su envidiable capacidad anotadora; el siguiente acelerón ya iba a ser definitivo ante la, ahora sí, desesperación de Txus Vidorreta. Y es que el pasillo no surtió el efecto deseado para sus pupilos: el de aplacar la fiereza de un Valencia Basket cada día más ambicioso.