Beaumont inquieta a los votantes de Podemos con un preocupante aviso sobre Cs

Aunque "nadie se atreva a hablar de ello en público", según señala este viernes Antonio Martín Beaumont en su columna de La Razón, "el malestar en Unidos Podemos se ha expuesto con crudeza".

No en vano, "el discurso con el que Pablo Iglesias se dirigió a su grupo parlamentario cerraba la puerta al acuerdo presupuestario con Pedro Sánchez" pero "esa misma tarde acudía a La Moncloa y sellaba con el presidente del Gobierno un pacto retransmitido al día siguiente con boato y pompa".

Será porque, como recalca Beaumont, "Iglesias tiene sus particulares maneras. Entre ellas, el hiperliderazgo, el secretismo y la laminación del disidente. Además, sus fogonazos autoritarios son apuntalados por una reducida guardia pretoriana que parece ahora empeñada en torpedear a Iñigo Errejón en Madrid". 

Y con este panorama sólo faltaba que "Iglesias no compartiese con sus diputados esa sintonía con Sánchez": "No entienden ese estilo centralizado y sus decisiones ni consultadas ni compartidas; se enteraron por los medios de la firma de una entente que los vincula al PSOE con independencia de la suerte que corran las cuentas públicas. Un giro de tuerca morado que celebró con alborozo Iván Redondo muñidor de la estrategia de empezar con Podemos y, a partir de ahí, buscar la mayoría necesaria". 

Claro que no menos críticas ("por sus consecuencias sobre los votantes") ha levantado "la mediación de Iglesias visitando a Junqueras en la cárcel para "madurar" a ERC de cara a la negociación de los presupuestos.

Sea como fuere, Beaumont considera que "con todo, el acuerdo Iglesias-Sanchez ha dado oxígeno a Podemos. Su secretario general tras estar arrinconado vuelve a la pomada. Pero, la crisis en Cataluña es tan inhóspita que infunde miedo a las huestes moradas con el 26-M tan cerca: "¡Ciudadanos nos ha dado el sorpasso!", repiten".

Y es que, asegura el director de ESdiario, "son conscientes de que el conflicto catalán engorda a Albert Rivera y de que su onda expansiva puede arrojarles a la cuarta posición y, fruto del sistema de reparto de votos, truncar demasiados asientos en ayuntamientos y parlamentos autonómicos. "Veremos si la vanidad de Pablo no nos lleva a morir de éxito", zanja un asesor suyo".