| 26 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Las mujeres no somos prioridad para el Estado

Está claro que a veces no se puede evitar todos los asesinatos, pero si se pueden poner los medios y medidas necesarias para que no ocurran con tanta frecuencia en todo el territorio español

| Eva García Lara * Edición Valencia

Cuando las mujeres asesinadas no somos una prioridad de Estado ocurre que sus asesinatos se normalizan. Si se da por hecho le restas la verdadera importancia que tienen estos episodios y fíjense ustedes que a las pruebas me remito. Solo hay que ver la televisión y leer la prensa.
Esta semana se ha convertido en la crónica negra de un país por el asesinato de cuatro mujeres a manos de sus parejas o exparejas en menos de 48 horas: en Madrid capital Marta Arzamendia; en Collado Villalba (Madrid) Ali L.; en Lepe (Huelva) Cristina Marín y en la Felguera (Asturias) Maribel Fuente; dos de ellas tenían orden de protección en vigor. Sus verdugos han quebrantado sin miramientos la orden de alejamiento y han acabado con sus vidas… ¿En verdad la orden de protección ofrece seguridad a una mujer que se encuentra en peligro?... ¿Estamos necesitando una mejora inmediata de nuestras leyes?...
Si esto no fuera bastante, se suma el asesinato de Manuela Morales, junto a tres miembros familiares en la localidad francesa de Pau. El terrorista machista se ha suicidado después. Y mi pregunta es… ¿no vamos a hacer nada? Desde mi modesto pero crítico punto de vista el mundo se debería parar, todos deberíamos de pensar qué hacer, qué nuevas cosas podemos emprender y poner en marcha de una vez la máquina jurídica.
Lo que es obvio son los comentarios en las redes sociales, ardían con fuego y hielo ante semejante salvajadas de humanos, si es que se les puede llamar de esa forma. Expresiones de “queja” del ciudadano muchísimas, como:
- “Que espanto de atrocidad”, “Que barbaridades suceden a menudo” ,”Ya se podría haber suicidado antes”, ”hay que endurecer las leyes ya”, ”Es necesario publicar los nombres de los asesinos y maltratadores ”,”Parece que los medios de comunicación con sus concretas afirmaciones estuviera normalizando este problema tan grave a modo de simple suceso”, que repugnancia y asco de patriarcado machista de prehistoria”...

Entre otras muchas frases de protesta en las que se quiere transmitir no solo la realidad, sino la repulsa de todo cuanto está sucediendo… pero… ¿Qué nuevas medidas se están elaborando?... ¿Se está revisando si el procedimiento actual funciona?... ¿En qué cosas fallamos?... y por último… ¿Dónde están todas esas estadísticas o estudios empíricos?...
Está claro que a veces no se pueden evitar todos los asesinatos (sino sería una sociedad perfecta sin erosiones) pero si se pueden poner los medios y medidas necesarias para que no ocurran tan frecuentemente en todas partes del territorio español. Aquí no puedo dejar de nombrar el anhelado Pacto de Estado contra la violencia de género, exigiendo su aplicación inmediata y mejorando el mismo en un próximo futuro, no quedando como “un manuscrito de buenas intenciones” que cuesta muchísimo dinero a los españoles. ¡Acción inmediata para la defensa de las mujeres Cáspita!...
El problema es que falla casi todo y esta lacra social no parece una verdadera prioridad del Estado...y ellos, los asesinos… lo saben y se aprovechan, aunque no comprendan lo que sucede realmente en su infrecuente grupo de neuronas de sus cortezas pre-frontales. Los feminicidios son viles crímenes de odio mundial, el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer (o de pensar que es fácil su manipulación y sometimiento) se trata de un acto de máxima gravedad en un contexto cultural e institucional de discriminación y violencia de género que van acompañados de actos de extrema violencia (social, psicológica, física, económica, etc) durante años y a lo largo del tiempo.

Hay tantos casos, situaciones y muchos de estos malnacidos están escondidos por una sociedad permisiva y benévola con los presuntos delincuentes que nos tienen “hasta el gorro”, mientras que las víctimas son el despojo de una sociedad que presume de ser correcta, concreta, moral y democrática.

Tal vez somos todos unos hipócritas y no defendemos bien a todas aquellas personas que tanta ayuda necesitan, y que miren por dónde miren, lo único que encuentran al final del camino es su eterna angustia, y la poca posibilidad de que la esperanza toque a su puerta para que todo el mal se termine.
¿Cómo le vamos a decir a una mujer maltratada que denuncie a su agresor si no cree en el sistema ni en la justicia? Con los últimos terribles acontecimientos cada vez las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad pierden su modesta credibilidad, lo tienen muchísimo más difícil para lograr que una víctima denuncie a su maltratador, ya que, desgraciadamente tienen mucho miedo, pánico o terror a las amenazas que son certeros avisos de desgracia y no se sienten para nada protegidas.
Además, cada vez tenemos más difícil decirle a alguien que denuncie. Mejor callarse que luego tener que excusarse, o que te digan que “incitas a que pase algo”.
Piensan que el hecho de denunciar a su pareja o expareja sentimental lo cabreará mucho más, la pondrá en una situación límite en el que su vida puede correr un peligro, ese peligro abstracto que no puedes medir con exactitud en una absurda hoja estadística poniendo una “X” en la casilla que crees que corresponde, ya que el peligro no solo es abstracto, es sutil, es en ocasiones invisible, y esta disfrazado de diplomacia, de educación, y de buenas formas.

La falta de información dificulta todo y la falta de orden, organización, y protocolos dificulta la buena información.
Estamos hartos de decir que en las “rupturas” de las parejas empiezan los pensamientos de destrucción, de venganza… El peligro abstracto pudiera ser concreto… Aumentar la alerta, la vigilancia, las medidas. Cada vez se saben más cosas al respecto…
¡¡Evolucionemos por favor!!...
Cambiemos esta situación con acciones positivas y reales desde todos los niveles educativos, judiciales, políticos, sociales, policiales, médicos y de los medios de comunicación. Pensemos que no se hace bien y que cosas realmente funcionan.

*Grupo EmeDdona