| 18 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El dulce parecido entre Sevilla y Casinos que descubre un alcalde enamorado

José Salvador Murgui explica, en el congreso nacional de cronistas que se celebra en Carmona, las similitudes entre las dos ciudades y obsequia a los asistentes con peladillas

| Héctor González Edición Valencia

Alcalde. Siempre le llamo así cuando hablo con él aunque hace ya una década que dejó de serlo. Y lo hago porque lleva tan impregnado su municipio en el corazón que allá donde va embriaga a quien lo escucha con sus encantos. Tanto lo quiere que hasta ha renunciado a su apellido en redes sociales para sustituirlo por la denominación del producto emblemático de su municipio: la peladilla. Además de una suerte de alcalde perpetuo y concejal en la actualidad, José Salvador Murgui Soriano también ejerce con devoción el emblemático cargo de cronista oficial de Casinos.

Y lo hace con tal grado de enamoramiento que este fin de semana participa en el XLIV Congreso de la Real Asociación de Cronistas Oficiales con una ponencia titulada: "Sevilla y Casinos: dos ciudades unidas por el dulce". Tal es su capacidad de realzar la singularidad de su municipio que lo compara con Sevilla, la urbe recomendada por la guía internacional Lonely Planet como destino número uno del mundo para viajar en 2018.

Las muestras de amor sin parangón por Casinos y, sobre todo, el intento de impulsar su imagen, forman parte de la trayectoria vital de José Salvador Murgui. Con él como titular de la vara de mando municipal nació la Feria del Dulce, un evento que comenzó en el año 2000 y que se celebra anualmente en noviembre. Constituye una oportunidad sin parangón para degustar todo tipo de turrones, además de, por supuesto, peladillas variadas y sabrosas.

Murgui recorre el mundo con sus peladillas. Tanto que ha llegado hasta el mismísimo Vaticano y se las ha ofrecido a dos papas diferentes. Juan Pablo II lo recibía cada año y el ahora cronista oficial le obsequiaba en la recepción oficial con la clásica ristra embolsada de peladillas.

Sea o no alcalde o concejal porque lo atestigüe un acta, Murgui ejerce con sumo entusiasmo el papel de representante de su municipio en lo que respecta a fomentar su imagen y la de su producto clásico. Como lo está realizando este fin de semana en Carmona, provincia de Sevilla. En su ponencia recuerda que fue un guardia civil gallego quien, en 1884 y tras desposarse con una joven de la localidad, aprendió la elaboración de turrones y peladillas en Alpuente e instaló en Casinos la primera fábrica artesana de estos productos.

Tras una extensa introducción en la que también repasa cómo se gesta la peladilla (a base de almendra y azúcar), Murgui subraya que cada 18 de agosto Casinos festeja al Cristo de la Paz. En este punto hace hincapié en la Virgen de la Paz sevillana. A continuación recrea el Paso del Dulce Nombre de la capital andaluza, el Martes Santo, y cómo va vestido de blanco. Dulce nombre, blanco.... Sí, como las peladillas.

También alude a la marcha de la Hermandad de la Amargura (centrado ya de pleno en la Semana Santa sevilla) y propone repartir peladillas. De hecho, sugiere que las cestas de los infantes en primavera luzcan, en general, el blanco del artículo almendrado de Casinos. Lo hace tras enfatizar, en el apogeo del parecido razonable, que su localidad cuenta con una calle Triana, justo al lado de la carretera donde tradicionalmente venden las peladillas a los transeúntes y los múltiples visitantes que se detienen para comprarlas.

De hecho, el propio Murgui reparte peladillas en el barrio de Triana cada vez que acude a la capital andaluza para llevar a cabo una suerte de dulce hermanamiento. Y, para rizar el rizo, Casinos tiene una calle Sevilla en pleno centro del casco urbano. Hasta ese nivel de coincidencia llega.

Todo ello lo explica José Salvador en el relato que pronuncia este fin de semana ante más de un centenar de cronistas de diferentes puntos de España. Y así constará en el libro de actas de este congreso nacional.

En el paladar de los asistentes quedará, además, el almendrado sabor de las peladillas con las que el siempre generoso alcalde perpetuo de Casinos les obsequia tras sus ponencia. Como siempre hace cuando habla de su municipio. Porque la mejor prueba de su dulzura consiste en que degusten su producto más clásico: la peladilla.