| 24 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Monseñor Omella, junto al Papa Francisco
Monseñor Omella, junto al Papa Francisco

Las claves del nuevo "enviado de Dios" en España: el doble del Papa Francisco

La Conferencia Episcopal le pone difícil al Gobierno su estrategia de enfrentamiento: el elegido es un hombre sensato y dialogante que hasta se sentaba con Junqueras-

| Javier Rodríguez España

La Conferencia Episcopal ya tiene presidente, y no ha sido ninguna sorpresa: monseñor Juan José Omella (Cretas, 1946), el arzobispo turolense de Barcelona y cardenal influyente en El Vaticano, es ya oficialmente el "enviado de Dios" en España. Sus colegas le han elegido por mayoría rotunda, despejando un camino que comenzó 24 horas antes con la votación previa, ya muy elocuente.

Pero si la victoria ha sido contundente, aunque con una segunda vuelta de votaciones al no prosperar a la primera según ha confirmado ESdiario, el camino que viene por delante no será tan sencillo.

Pese a que desde hace años la Conferencia Episcopal ha seguido la línea del Papa Francisco, moderando sus formas y centrándose en su labor pastoral; los tiempos políticos vigentes la señalan como víctima propiciatoria de un Gobierno necesitado de "enemigos" con los que movilizar a su electorado más cafetero.

En ese sentido, el cobro del IBI, el marcaje a la escuela concertada o la recuperación de los bienes inmatriculados aparecen como recursos fáciles para Sánchez e Iglesias si las necesidades políticas acucian y hace falta un poco de movimiento.

 

Difícil se lo pondrá el arzobispo Omella, un hombre tranquilo, amable, con ese tipo de carácter que le asemeja al Papa Francisco, uno de sus defensores, al que ve prácticamente cada semana en Roma: no en vano el Pontífice le eligió para el Colegio de Obispos, algo así como el selecto grupo de elegidos que decide quién ocupa cada obispado en todo el mundo.

La elección de Omella, un hombre dialogante capaz de sentarse en incontables ocasiones con Oriol Junqueras sin renunciar nunca a su visión de la España constitucional pese a algunos malentendidos, confirma la "vía vaticana" y le da a la Iglesia, según fuentes próximas a la Conferencia, un "interlocutor institucional" de enorme relieve, pocas aristas y muy difícil de criticar por los socios del Gobierno y seguramente muy querido por la feligresía: es, por decirlo de algún modo, un "cura de pueblo" con galones.

Porque no encontrarán en él una palabra altisonante, en la misma línea que el presidente saliente, Ricardo Blázquez, que se despidió hace escasos días entre parabienes hacia la vicepresidenta carmen Calvo, con quien se reunió para medir la temperatura del Gobierno hacia la Iglesia.

El Obispo de Obispos es "joven", afable, cercano, dialogante y muy parecido al Papa Francisco

Tan importante como la elección del "Obispo de obispos" es la del Comité Ejecutivo, que tendrá nueve miembros para la ocasión y gobierna la casa, en el día a día, junto al presidente. La confianza de esa "Ejecutiva" en su nuevo jefe es absoluta, como lo es la cohesión entre los más de 80 obispos de España. Y una clave más: esa dirección se ha rejuvenecido como nunca, con prelados jóvenes como Catalá e Iceta que confirman la modernización de la Iglesia, ya imparable, en sus caras más visibles.

"Tender puentes"

Desde fuera, se suele vender la idea de una enfrentamiento entre facciones, los "roucos" contra los "franciscos", pero a la hora de la verdad las tensiones son inferiores y la cohesión mucho mayor. Todos defienden lo mismo, aunque lo hagan de distinta manera.

La propia elección del Arzobispo de Madrid, Carlos Osoro, como vicepresidente, lo confirma: no es precisamente el prelado más querido por sus compañeros, lo que explica que necesitara de tres rondas para ser elegido frente a su "rival" de Oviedo, pero fue elegido y aceptado finalmente por todos.

Y al frente de ellos, estará el cardenal Omella, autor de una reflexión, en el ABC allá por 2017, que resume todo su credo y su carácter: "Cuanto más colaboremos las instituciones con todas las asociaciones que trabajan por el bienestar de la gente, mejor saldrán las cosas. Cuando queremos imponer nuestro único modelo es lo peor. Con el Gobierno que haya hay que colaborar, trabajar y tender puentes con el objetivo de entendernos para servir mejor a la gente y no de reclamar privilegios".