Xavi y la tropa amarilla

El mundo del deporte es cobarde por naturaleza, y tiene tendencia a no decir lo que piensa ni a pensar lo que dice. Pero hay una excepción que demuestra hasta qué punto España acompleja y el independentismo, por contra, estimula.

Con la cuestión catalana, son legión los que compran la mercancía escacharrada del soberanismo, todos sus mantras, fábulas e invenciones. Y, sensu contrario, son bien pocos los que lo denuncian y se ponen del lado del país para el que, cosas de la vida, han jugado y disfrutado durante lustros: ahí tienen a Márquez escondiendo la bandera española para celebrar sus campeonatos de motociclismo, alegando un sinfin de insensateces para camuflar que, simplemente, le daba miedo la respuesta de los suyos.

Guardiola es el epítome de este fenómeno, el tipo que con más fruición y descaro se ha alineado con el separatismo. Algo criticable pero legítimo, de no ser por el argumentario, deleznable, utilizado para justificar su posición: nada menos que poniendo a escurrir a España, estigmatizando su democracia y pisoteando sus leyes; al convertir la Constitución en papel mojado y presentar su mera defensa como un acto represivo y de conculcación de los derechos humanos.

Xavi se ríe y aplaude a los 'demócratas' de Qatar mientras pisotea la imagen de España con mentiras penosas

A esa línea se ha sumado Xavi Hernández, mítico y querido centrocampista de la Selección, haciéndose una foto muy triste mientras votaba desde Qatar... con una elocuente camiseta amarilla, color icónico de quienes sostienen que Junqueras está en prisión y Puigdemont en el exilio por la brutal represión española.

Otros no han llegado tan lejos, aunque decepciones escuchar a los Gasol una reivindicación del 'derecho' a votar en un referéndum ilegal como el del 1-O. Pero los dos futbolistas sí han traspasado todas las líneas rojas, en un ejercicio de cinismo escalofriante.

La represión está allí

Porque tiene bemoles criminalizar con falacias a la democracia española, una de las más abiertas y garantistas del mundo, mientras se cierra el pico en el país que te paga un pastizal, aunque allí sí se pisoteen los derechos humanos con reiteración e impunidad: mientras Guardiola y Xavi ponen el cazo en Qatar, uno antes y otro ahora; las mujeres, los gais, los cristianos y los demócratas en general sufren una contumaz persecución ante la que ambos callan y otorgan.

Se puede ser independentista, sí, pues en una democracia uno elige la manera de ser bobo que más le plazca. Pero no se puede ser mentiroso hacia un país que te ha tratado con respeto mientras se ayuda a silenciar la brutalidad real de quien te llena los bolsillos.

Y es que alguno pudo ser tal vez Balón de Oro, sí, pero el título que se han ganado a pulso es el menos edificante y más oficioso de Cabeza Hueca. Amarilla, claro.