| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Testigos valientes que no miran hacia otro lado

Cada vez observamos a personas que asumen su papel y denuncian agresiones que presencian. No olvidemos el peligro, por lo que demandamos tanta protección para la víctima como para el testigo

| Eva García Lara * Edición Valencia

El número de intervenciones policiales por violencia de género han aumentado exponencialmente en estos tiempos de pandemia, pero ¿Los ciudadanos denuncian la violencia machista de la que son testigos?... Piensen que a nadie le gusta meterse en problemas.

No hace mucho se pensaba que era una cuestión de ámbito privado en el espacio personal de lo íntimo, pero este problema es un fenómeno que preocupa a la población de cualquier sociedad y es una cuestión de preocupación universal para ponerle freno a esta otra esfera, que es en mi opinión otro tipo de pandemia que he podido experimentar en una unidad especializada. Saludos al gran equipo Minerva.

Nuestra sociedad no debería de mirar hacia otro lado, porque no podemos olvidar que la violencia machista ha acabado con la vida de muchas mujeres, y otras están atrapadas en esa vorágine sin salida de la llamada violencia psicológica, que se basa en una escalada de la violencia en la que se ven sometidas a los deseos de estos engendros sociópatas.

Observamos que las personas en general cada día que pasa no toleran ya estas prácticas abusivas inhumanas y por lo tanto se generan las llamadas de auxilio, de personación de un representante de la autoridad para pararlo…

Algo se rompe en el ciudadano medio, y aunque piense que “no debe de meterse en líos” finalmente no puede aguantar esos abusos… produciéndose la llamada a emergencias. Demandan rapidez en la intervención, mucha prisa y que termine ya… ¡ya se pueden imaginar!

¿Los ciudadanos deben de actuar y no mirar hacia otro lado?... Es muy fácil afirmarlo, sabiendo que posteriormente eso pudiera genera muchos problemas. Todos conocemos algunos casos de personas que al intentar defender a otras han salido gravemente perjudicadas y para que ello no sea una traba debería de generarse penalmente un tipo de injusto que protegiera al testigo debidamente y que pusiera en jaque aún más a aquellos sujetos que amenazan o emprenden acciones violentas contra las personas que ven o son conocedores de estos sucesos. Que se sumen los reproches penales a toda esa gama de tropelías.

Tener que ir al juzgado a declarar ya es un hándicap que crea gran nerviosismo y se van a cruzar por los pasillos con el maltratador, de modo que no podrán evitar las miradas fijas de ira contenida. Van a tener que invertir gratuitamente su tiempo y pedir permiso en el trabajo para acudir a la citación judicial, eso sino se amedrentan en el juicio posteriormente al no soportar esa presión que merma la tranquilidad de personas que no saben lo que son los conflictos. Tener vecinos así sabemos demasiado bien que no le agrada a nadie. Algunos amables, incluso simpáticos aparentemente, aunque pronto demuestran poca tolerancia a comentarios u opiniones, de modo que muestran su verdadera cara.

Los testigos cuando se enteran de que la propia mujer no quiere denunciar a su pareja o expareja sentimental, no pueden entender a la víctima y encima están allí para defender a esa persona… Se sienten mal y no volverán a cometer un error así, pensando que otro día “no será un asunto suyo”.

El papel que desarrolla la policía en estos casos es de suma importancia. Debe explicar a los testigos que la mujer está atrapada pensando que no puede salir de esa situación y que podría echarse atrás. El trabajo minucioso policial marcará los resultados. La estadística es muy necesaria así como la responsabilidad de aquellos que se dedican a ello. La demagogia no ayuda, y los problemas se solucionan con medios y con los uniformados necesarios. Se habla mucho de esto de modo general, pero no se atiende debidamente con una buena infraestructura y organización, salvo casos excepcionales de gentes responsables.

El ciudadano podemos pensar que tiene que ayudar a la víctima (llamar) porque ella tiene pánico, terror, se siente angustiada, anulada, paralizada o siente lástima de él queriendo que no le ocurra nada malo, sintiéndose culpable de toda la situación porque piensa que va a cambiar. Muchas víctimas también piensan que sus hijos necesitan a su padre y no le perdonarán que lo haya denunciado. Se sorprenderían de las personas testigos o vecinos que cada vez más reaccionan con valentía y asumen esa responsabilidad de avisar de que “algo está pasando”.

La protección de la víctima y de los testigos debería de ser lo prioritario para la sociedad y tenemos que buscar fórmulas efectivas para conseguirlo.

Cada vez observamos a personas más valientes que asumen su papel, pero no olvidemos los peligros, por lo que demandamos tanta protección para la víctima como para el testigo, con tipos penales concretos que castiguen esas conductas de venganza, de amenaza, coacción, contra aquellas personas que quieren defender a otras.

Llámenos, pero tenga cuidado, sino es extremadamente necesario no actúe, pero llame.

Cada vez más orgullosa de todas esas personas valientes que denuncian las injusticias. Lo demás ya es cosa de los profesionales.

Muchas gracias.

*Grupo EmeDdona. Policía Local.