Golpe palaciego en Prisa: Amber y Telefónica se alían para destituir a Monzón

Después de dos años de desavenencias, la cuerda ha acabado rompiéndose. La junta general de accionistas de Prisa ha aprobado este viernes en una reunión extraordinaria y tensa la destitución de Javier Monzón como presidente del consejo de administración del grupo de comunicación a propuesta de su principal accionista, Amber Capital.

"No podemos seguir confiando en quien pretende ejecutar una estrategia que consideramos contraria a los intereses sociales y de los accionistas", ha sostenido el portavoz de Amber durante el encuentro telemático.

La firma de capital riesgo, que es el mayor accionista de Prisa con un 29,84% del capital, ha incluido esta mañana a última hora en el orden del día de la junta extraordinaria la propuesta de cese de Monzón. Amber apuesta por la división del grupo en las áreas de educación (Santillana) y medios de comunicación; Monzón, al parecer, no, aunque durante su intervención ante los accionistas ha negado que tal extremo sea cierto."No es veraz, ni responde a los hechos, que yo no comparta esa visión estratégica", ha dicho ante la junta. 

La destitución del presidente del consejo de administración de Prisa ha contado con el respaldo de accionistas titulares del 52,2% del capital, entre los que se encuentra Telefónica, cuya participación en el grupo de comunicación asciende al 9,4443% y que ha resultado clave en el golpe de mano.

La entidad presidida por José María Álvarez-Pallete ha apoyado la propuesta de destitución de Monzón para -según fuentes de Telefónica- defender el interés de sus accionistas tras los últimos acontecimientos en Prisa como consecuencia de la oferta de compra no solicitada que formuló el empresario asturiano Blas Herrero, propietario de Kiss FM, sobre sus activos de prensa y radio.

En la compañía de telecomunicaciones creen que la oferta lanzada por Herrero ha dejado al descubierto las vergüenzas de Prisa, al parecer que "cualquiera puede hacer una oferta, de cualquier manera y a cualquier precio" por el grupo. Lo que, a juicio de Telefónica, es un "síntoma muy claro de que hace falta otra gestión y otro liderazgo".