| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez mantiene su "no es no" en vista de su supervivencia.
Pedro Sánchez mantiene su "no es no" en vista de su supervivencia.

Los planes de "salvación" de Pedro Sánchez pasan por el "despiece" de Rajoy

El líder del PSOE busca reivindicarse. Ante los suyos. Y hacerlo en loor de multitudes. Y ello pasa por repudiar al presidente del PP. Busca lograr otra prórroga hasta el Congreso Federal.

| Antonio Martín Beaumont Opinión

En la sede de Ferraz se detectaba desconcierto este pasado lunes tras difundirse la reunión, que pretendía ser discreta, de la cúpula socialista convocada por Pedro Sánchez para empezar a preparar el debate de investidura de Mariano Rajoy. A su llegada a la cita, el entorno del secretario general buscó frenar la tentativa de algunos barones de flexibilizar la postura de Sánchez y relanzó el "no es no". Incluso se descartó la mera posibilidad de convocar un Comité Federal después de las elecciones vascas y gallegas para emprender un viraje y dar luz verde a la abstención. 

En Sánchez ni siquiera surten efecto los deseos de desbloqueo de los votantes del PSOE, tal como han expresado sucesivos sondeos: es incapaz de diferenciar esos deseos de los de sus bases. El secretario general, me aseguran, está más convencido hoy que ayer de los beneficios personales de mantener el nudo gordiano. De ahí su rechazo a cualquier entente con el PP y su irresponsable alarde, días atrás, de negarse incluso a hablar con Rajoy

Existe también la certeza entre mandos socialistas de que Sánchez tiene muy presentes, resonando en su cabeza, los reproches de Rajoy cuando en marzo tachó de "fraude", "engaño" y "farsa" su intento de investidura con final conocido de antemano. El líder socialista sufrió su derrota sin poder hacer casi nada. La consistencia de la actual cerrazón, juzga él, es su mejor arma.

El secretario general del PSOE no sólo sortea el suelo resbaladizo sobre el que se mueve, sino que cree a pies puntillas que lo de “sostenella y no enmendalla” le será tan rentable a ojos de sus bases como para no temer cargar con el sambenito de haber provocado las terribles terceras elecciones. De ello se desprende que Sánchez tiene su mirada fija únicamente en lograr otra prórroga hasta el Congreso Federal que debe celebrarse a finales de año. O, en todo caso, hay la sensación de que está modelando sus circunstancias particulares. Busca reivindicarse. Ante los suyos. Y hacerlo en loor de multitudes. Y "ello pasa por repudiar a Rajoy", en palabras de un importante dirigente. La realidad de Sánchez cabalga exclusivamente en parámetros internos.

En vista de cómo se están dibujando las cosas, el PSOE desearía salir de la retaguardia a partir del 2 de septiembre para disfrutar de la escena de despiece de Mariano Rajoy tras su fracaso en la investidura, con objeto de reclamarle -veremos el efecto que tiene- su retirada de la carrera. Probablemente, el agrio debate Sánchez-Rajoy de la campaña del 20-D puede quedar en nada comparado con las cosas que puedan oírse próximamente.

Ése es un espectáculo que el jefe de filas socialista debería ahorrarnos a todos los españoles, incluidos sus militantes. Aunque quienes le conocen bien aseguran que es el escenario más probable. Quizá el tacticismo pueda valer a Sánchez para parapetarse en Ferraz, incluso para orillar a sus barones, pero aboca al PSOE a unos derroteros de los que puede salir enormemente fracturado. Tal es el miedo que expresan insignes socialistas. Y lo que es peor, su falta de altura de Estado sólo conseguirá alargar un periodo de incertidumbre que va a tener, seguro, un alto coste. Sobre todo, para España.