Desahuciadas a los 40, el drama de la infertilidad en la Seguridad Social

España es uno de los países con más nacimientos por reproducción asistida. El 9% de los niños que nacen en nuestro país, son fruto del esfuerzo titánico de una paciente que no cesa en el empeño de ser madre y un equipo médico que siente la responsabilidad de revertir la infertilidad, haciéndole trampas a la biología para que la vida se abra paso en una sociedad que mengua dramáticamente en números demográficos.

La salud reproductiva no es ninguna broma. La ciencia suele poner el foco en la edad de la mujer y no le falta razón, pero lo que nos sobra a nosotras son las culpas. Me pregunto por qué nos empeñamos en explicar en los colegios y en las familias cómo evitar el embarazo y, entre tanta pedagogía, ni una sola palabra de cómo lograrlo, cómo conseguir formar una familia y cuándo hacerlo sin llegar tarde.

Y cuando me respondo, encuentro una sanidad que llaman universal a la que le falta misericordia. La misma que le sobra para tratar a pacientes renales que han despistado sus riñones o pacientes cardiacos, que no dejaron el tabaco. Aquí no hay límites. Y lo celebro, pero me gustaría también festejar que quien cumplirá cuarenta en el año de la cuarentena, podrá todavía tener hijos porque la Seguridad Social la tratará como paciente de infertilidad. Sí, ya sé que es mucho pedir.

Quien nunca imaginó que el COVID cribaría a los pacientes por su edad, es porque nunca fue paciente de reproducción en la seguridad social, donde a los 40 te dicen: no hace falta que vuelva usted mañana. Los recursos son limitados, sí. En Red Infértiles somos conscientes de ello. Tenemos una larga lista de asociadas esperando un turno que no sabemos si llegará, tras el paréntesis que ha supuesto la pandemia.

Con los impuestos al día y con la seguridad de que vivimos en el país con mejores tasas de éxito en Reproducción Asistida, solo queremos saber por qué la infertilidad, tiene rango de pandemia o de excepción. Quizás la cuestión no sea si queremos, como sociedad, invertir y destinar más recursos. Seguramente sea más práctico preguntarnos cuál es el lugar que queremos darle a la vida.

*Presidenta Asociación Red Nacional de Infértiles