| 27 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pedro Sánchez sabe que fracasará la próxima semana.
Pedro Sánchez sabe que fracasará la próxima semana.

El PSOE ni se imagina la resaca que espera a Pedro Sánchez tras la investidura

El partido vive instalado en una nube, lejos de la realidad. Pero el recuento de votos va a actuar de despertador. Cuando abran los ojos verán el verdadero rostro de su líder.

| Benjamín López Opinión

El Partido Socialista, al menos el aparato del partido, vive unos momentos de euforia que no se corresponden con la realidad. Los socialistas están en la fase de descorchar botellas y ya se sabe que los vapores etílicos llevan a ver las cosas con alegría y ausencia de realismo. Lo malo es que luego viene la resaca y cuanto mayor es la borrachera peor es el dolor de cabeza.

El miércoles, poco después de que Pedro Sánchez y Albert Rivera firmaran el pacto de gobierno sin gobierno posible, un veterano y respetado dirigente del PSOE, diputado nacional para más señas, me aseguraba que la situación estaba muy bien para ellos. Es más, pronosticó que en breve veríamos cómo IU, Compromís e incluso el PNV se sumaban al acuerdo porque era perfectamente compatible con sus tesis. No había pasado ni una hora desde ese pronóstico cuando Podemos, IU y Compromís rompían la negociación con el Partido Socialista con el argumento, precisamente, de que el pacto firmado es “incompatible” con el giro hacia la izquierda que ellos pretenden.

Es preocupante que los socialistas vean gigantes donde el resto ve molinos. Pedro Sánchez, con la cooperación necesaria de Rivera, montaron un teatrillo con frases altisonantes para vendernos un acuerdo que es humo, que no conduce a ninguna parte salvo a constatar el fracaso del candidato socialista en la investidura. ¿Y luego qué? Esa es la pregunta que no contesta nadie. Una vez que Sánchez salga derrotado el día 5 de marzo, se va a ver despojado del traje de presidente con el que se ha disfrazado estas últimas semanas. Quedará desnudo ante la realidad de sus 90 escaños, de sus pésimos resultados electorales. La euforia dará paso a la resaca e incluso los suyos, instalados ahora en una ilusión óptica comenzarán a verle como lo que es, el líder que ha llevado al PSOE a su mayor fracaso electoral de la historia.

Y lo que es peor, la situación del propio partido habrá quedado muy comprometida. Si se repiten las elecciones, el pacto PSOE-C´s otorga a Podemos un argumento de peso para reivindicar ante el electorado que ellos son el único partido de izquierdas. Al fin y al cabo los socialistas han pactado con “la otra derecha”, como definía Sánchez de forma despectiva al partido naranja.

Si vamos a la repetición de los comicios, los ciudadanos tendremos una ventaja; ya sabemos con quiénes están dispuestos a pactar unos y otros y, por lo tanto, podremos ir a las urnas con mayor conocimiento de causa. Sabemos que Rivera no tiene inconveniente en poner al PSOE en La Moncloa; sabemos que el PSOE sólo aborrece al PP y no tiene reparos en pactar con cualquier otro, con “la otra derecha” y con la extrema izquierda. Estos son mis principios y si no les gustan... tengo otros, podría decirse de Sánchez. Sabemos además que Podemos sí está en política por los sillones y que era mentira eso de que no formarían parte de un gobierno que no lideraran. Y sabemos que el PP, si gana las elecciones, no está dispuesto a dejar gobernar a nadie más, pase lo que pase. Todo eso es lo que sabemos, que es mucho más que lo que sabíamos el 20 de diciembre pasado.

Probablemente, con estos elementos de juicio en la mano, se pueda deducir que a quien menos le interesa repetir las elecciones sea a los dos que han pactado. El PSOE ha dejado el hueco a la izquierda libre para que lo ocupe Podemos. Y Ciudadanos, cuya masa principal de votantes procede del PP, ha demostrado que darle su voto puede convertirse en un apoyo al Partido Socialista.

Partiendo de este análisis, a Sánchez sólo le quedan tres caminos una vez que fracase. Intentar un pacto por la izquierda, que cuenta con muchos detractores internos; plegarse a la abstención al PP para que gobierne Rajoy, o ir a elecciones. La primera opción es la más disparatada para España pero la más probable desde el punto de vista de Sánchez, que trabaja para él mismo más que para su partido. En el PP están convencidos de que irá por esa vía si nadie lo remedia. Con el agravante de que ahora, una vez fracasado el intento de pacto con Ciudadanos, estará aún más en manos de Podemos que nunca y por lo tanto la factura que le van a poner encima de la mesa para pactar va a ser más alta si cabe.