| 20 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Susana Díaz es responsable por acción u omisión del escándalo de la Faffe

| EDITORIAL Editorial

 

El escándalo de la Faffe, la fundación pública creada para gestionar un fondo para la formación y empleo de Andalucía, que en realidad se desvió para enchufar a personal afín al PSOE y, lo más bochornoso, para pagar fiestas en prostíbulos; exige una respuesta de la presidenta andaluza Susana Díaz. Y no por la simple decencia que se le exige al máximo responsable político en una región azotada por la corrupción como ninguna en España y como pocas en Europa. También le toca una responsabilidad administrativa clara, por acción u omisión, en este formidable bochorno.

Como revela ESdiario, un informe de la Guardia Civil de cerca de medio centenar de páginas prueba que la Junta de Andalucía conocía perfectamente las investigaciones en torno a esta fundación opaca. Y sin embargo, no hizo nada hasta que hace unos días su rival y presidente del PP andaluz, Juan Manuel Moreno, denunció este escándalo en una comparecencia ante los medios de comunicación prensa celebrada frente a uno de los puticlubes donde altos cargos de Faffe derrocharon miles de euros de dinero público.

Hasta dos requerimientos de información por parte de la Guardia Civil, relativos a los movimientos de dinero de la Faffe, obtuvieron la callada del Gobierno de Díaz

Hasta dos requerimientos de información por parte de la Benemérita, relativos a los movimientos de dinero de la Faffe, obtuvieron la callada por respuesta de parte del Gobierno de Díaz. El primero de ellos está fechado en el mes de mayo de 2016, lo que da idea del tiempo que el Ejecutivo andaluz ha estado tapando este escándalo.

Pero además el demoledor atestado también echa abajo el desmarque la estrategia huidiza de la presidenta andaluza con respecto a la actividad de la Faffe. Según ha afirmado ella misma, este organismo instrumental de la Junta se creó cuando estudiaba COU; y lo cierto es que, en el apogeo de algunos de los excesos, en el año 2009, ya ejercía de secretaria de Organización del todopoderoso PSOE andaluz de Chaves y Griñán.

Ristra de problemas judiciales

Lo más penoso es que este escándalo no es más que el último eslabón de una cadena de problemas judiciales del PSOE en Andalucía, a pocas semanas de las elecciones, condensados en unas cifras devastadoras: más de 30 causas abiertas, 600 imputados y dudas sobre al menos 3.000 millones de euros.

No existe ningún otro caso de corrupción en toda España. Y por mucho que trate de esquivarla, Susana Díaz ha de cargar con esa herencia. Le pertenece, porque es la excrecencia de un sistema pervertido en el que ha crecido como política y como gestora y que ha hecho posible el sostenimiento del socialismo en el poder de la región durante más de 35 años.

El caciquismo socialista en el que ha crecido Susana Díaz se ha basado en una red clientelar potentísima y en el nepotismo más descarado

Este nuevo caciquismo se ha basado en una red clientelar potentísima y un código de conducta fundamentado en el nepotismo más descarado, extendido en una densa maraña que conecta organismos públicos, diputaciones y ayuntamientos y una legión de comisarios políticos y conseguidores. Y solo al PSOE ha sacado una ganancia mensurable de ello todo este tiempo, porque Andalucía no ha sido capaz de salir del fango que la condena a ser uno de los territorios europeos con más paro, con rentas más bajas o con mayor fracaso escolar.

Las soflamas de Díaz

Que Susana Díaz hable de regeneración con semejante panorama, de la que ella ha sido parte activa, resulta sonrojante. El mismo adelanto electoral, justificado por el interés en anticiparse a la sentencia de los ERES y en evitar una coincidencia perjudicial con unas Generales, es la mejor prueba del uso absolutamente sectario que hace Díaz del poder público en Andalucía.

O empieza a asumir sus responsabilidades en este desastre, empezando por la vergüenza de la Faffe; o mejor que guarde silencio. Escuchar sus soflamas, y las de su gente, sobre ética y limpieza, es un insulto a los andaluces y al común de los ciudadanos.