| 09 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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El líder del PSOE, Pedro Sánchez, con gesto pensativo.
El líder del PSOE, Pedro Sánchez, con gesto pensativo.

Cisma en el PSOE: Sánchez se ve arrastrado a una moción de censura de doble filo

El debate es intenso. Ni la dirección socialista se pone de acuerdo sobre la conveniencia de presentarla e ir de la mano con Podemos y los independentistas si Ciudadanos no se sumara también

| Javier Ruiz de Vergara España

La dura condena de la Audiencia Nacional por el caso Gürtel, que considera además al PP responsable a título lucrativo, ha desatado un movimiento de ajedrez que amenaza con sacudir el tablero político en los próximos días.

El PSOE es en este momento un hervidero en el que se debate desde hace unas horas la conveniencia de presentar de forma urgente una moción de censura contra Mariano Rajoy o sopesar mejor los pros y contras de una decisión tan arriesgada, que puede ser letal para los intereses electorales de Pedro Sánchez en las municipales, autonómicas y europeas de 2019.

Sánchez ha guardado un prudente -y muy comentado- silencio tras la difusión de la sentencia y ha citado este viernes a las 11 de la mañana a su Ejecutiva Federal para analizar las "consecuencias" de las severas penas a los cabecillas de la Gürtel, entre ellas los 33 años de cárcel para el extesorero del PP, Luis Bárcenas.

Para un importante sector de la dirección federal, Sánchez es "preso de sus decisiones recientes". "Si registramos una moción de censura contra Cifuentes por un máster, cómo no lo vamos a hacer por un grave delito de corrupción generalizada y sistemática", afirman a ESdiario fuentes socialistas. En público, la primera en posicionarse en este sentido ha sido la secretaria general del PSOE en Navarra, María Chivite.

Sin embargo, Sánchez y algunos de sus colaboradores más estrechos -además de un sector muy amplio del partido- recelan y mucho de la moción de censura. "El problema no radica en el qué, el problema es el con quién", recalca un diputado socialista a este diario.

La propuesta "envenenada" de Pablo Iglesias prestándole sus 71 diputados a Sánchez tiene una derivada que provoca pavor en Ferraz. Que la moción convierta al líder socialista en presidente del Gobierno con los votos de los morados, sus confluencias, el PDeCAT, ERC , Compromís y Bildu. Muchos creen que este escenario reabriría la guerra interna en el PSOE.

Cabe recordar que, aunque Sánchez no es diputado, nada le impide ser el candidato y defender un programa de gobierno alternativo. Un programa, eso sí, que tendría que consensuar con Podemos. Y, además, tendría que confrontar su discurso regeneracionista con el de Albert Rivera y Pablo Iglesias.

 

Sánchez y Rajoy, en su última entrevista en La Moncloa para abordar la situación en Cataluña.

 

Según las fuentes consultadas, Sánchez tiene pánico a dilapidar en unas horas el crédito de "hombre de Estado" que le ha proporcionado entre los españoles su apoyo a Rajoy en la aplicación del 155. Una posición de apoyo inquebrantable que casaría mal con echar al presidente del Ejecutivo de la mano de los mismos a los que tanto ha combatido en los últimos meses.

El otro hándicap es de pura estrategia electoral. Un amplio sector del PSOE -con los socialistas andaluces a la cabeza- ha advertido en las últimas horas de que un pacto con Podemos y los independentistas serían la "ruina" del PSOE en las municipales, en sus principales bastiones, como Andalucía, Castilla-La Mancha y Extremadura.

Por eso, Sánchez  ha dedicado la tarde de este jueves a sondear a sus líderes territoriales. Uno a uno. Existe además otra derivada, el secretario general se ha comprometido a consultar sus decisiones estratégicas a sus militantes. Y en el PSOE-A saben bien cómo se las gastan las bases. Sin embargo, los fieles al líder creen que esta sería la salida más coherente y airosa para Ferraz.

La solución intermedia propuesta por algunos miembros de la Ejecutiva pasa por ir de la mano en este asunto tan delicado con Ciudadanos. Y pactar el apoyo de Albert Rivera para desalojar a Rajoy y que el nuevo presidente se limite a convocar elecciones generales anticipadas.

Rivera ha convocado a su Ejecutiva el próximo 11 de junio pero está adelantando ya los riesgos de zarandear ahora la estabilidad el Gobierno en pleno desafío de Quim Torra y ante una Europa "poco comprensiva" con La Moncloa. Y sabe también que la continuidad del PP le "renta" en términos electorales.

Sánchez es consciente de que se la juega. Y de que, como resaltó en la última moción de censura de Podemos, "las mociones se presentan para ganarlas". Y nadie sabe en Ferraz el coste real de dar un salto al vacío.

Las urnas esperan en apenas nueve meses y Sánchez sabe que Rivera no está dispuesto a emprender ningún viaje junto a Podemos, PDeCAT, ERC y Bildu. Sería su muerte política en plena oleada de éxito.