| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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Por qué Iglesias prefiere una victoria soberanista

Colau e Iglesias sueñan con ser la nueva CUP y que la vieja no sea necesaria para que Podemos decida con ERC y el PSC. Ésa es su jugada, pero hay otras opciones sobre la mesa. Son éstas.

| Rafa Rodríguez Opinión

Aunque ni Ada Colau ni Xavier Doménechs lo digan claramente, Pablo Iglesias sí lo reconoce sin demasiados ambages: él quiere un Tripartito en Cataluña para después del 21D, compuesto por En Común Podem, ERC y el PSC. Una versión del que ya encabezó Montilla con el ínclito Carod Rovira e IU en lugar de Podemos.

¿Pero cuáles son las razones de fondo? Son varias, algunas de carácter oportunista, sustentadas en los últimos sondeos de intención de voto. Otras, más estructurales y a medio plazo. Éstas son las claves de una jugada con enorme riesgo para Podemos en el resto de España.

 

1. Pueden ser la única llave 

 

En Común Podem ha vivido largas semanas de caída en la estimación de voto, hasta el punto de aparecer como farolillo rojo entre los partidos que lograban representación. Pero algo, levemente, ha cambiado en los últimos días y ahora se especula con que podría alcanzar entre 10 y 11 diputados. Si ERC se queda en los  32-33 que le dan las encuestas y el PSC en los 23-24, sus escaños serían suficientes, en casi todas las combinaciones, para llegar a los 68 diputados. El problema para Podemos es que además hicieran falta los diputados de la CUP, a quien quiere sustituir en Cataluña, o la abstención o el apoyo de los de Puigdemont. Si es la llave única, forzará el Tripartito sin complejos ya, con la misma fórmula que de hecho ya defendió para el conjunto de España.

 

2. ¿Y si el Tripartito no llega a 68 escaños?

 

Ése es el riesgo de la jugada de En Comú Podem: que sumando sus diputados a los de ERC y PSC, no alcancen los 68. Algo que pasará si finalmente las urnas se quedan en la horquilla más baja de los pronósticos: 32 ERC, 23 PSC y 10 En Comú. Ahí, para llegar a 68, harían falta los de la Cup o los de Junts pel Catalunya, algo que echaría probablemente al PSC del acuerdo. Si además el bloque constitucional supera en votos o escaños para el soberanismo, la estrategia de Colau e Iglesias se caería con estrépito.

 

3. ¿Pero quiere gobernar Cataluña de verdad?

 

La respuesta es sí y no. En la opción de que ERC, En Comú y PSC sumen 68 escaños, difícil pero no improbable, la estrategia de Iglesias y Colau se simplifica y es beneficiosa en cualquier sentido: si gobiernan porque cogen poder y podrán decir que han frenado a "las derechas" española y catalana y que lograrán además que ERC renuncie definitivamente a la unilateralidad a cambio de mantener la enésima disputa con el Estado sobre el encaje catalán en él. 

Pero si no se llega al acuerdo, también tendrá beneficios: le echará la culpa al PSC y se las extenderá de nuevo al PSOE de Pedro Sánchez. Volvería a decir lo mismo que en el caso de la investidura de Rajoy, intentando presentarse como el único partido de izquierdas de verdad que ha intentado siempre lo imposible por echar de los gobiernos a la derecha.

 

El sondeo prohibido por difundirse este domingo fuera de plazo, elaborado por El Periódic de Andorra y difundido por El Periódico de Catalunya

 

 

4. ¿Y qué hará si hace falta un cuarto socio?

 

El cuatripartito es inviable con un partido constitucionalista incluido. Si Podem no logra once o doce diputados, de llave le quedará poco salvo en una combinación matemáticamente factible pero políticamente muy compleja: apoyar a la suma de ERC, JxCat y CUP. Es decir, respaldar lo que ya había en esta legislatura, completando los diputados que pierde el bloque soberanista, bien de manera directa, bien mediante la abstención.

Nadie descarta que, llegado el momento, Podemos prefiera esa opción a la repetición de las Elecciones o, no digamos, un gobierno constitucionalista. Pero sería su tumba política en toda España: decantarse de una manera tan flagrante por los mismos partidos que encabezaron la rebelión convertiría a Iglesias en un outsider marginal en el resto de España.

 

5. ¿Por qué no apoyar un Tripartito constitucionalista?

 

Éste es el segundo escenario que más preocupa a En Común. Y hay razones para ello: en la mejor horquilla posible, Ciudadanos, PSC y PP pueden lograr 59 diputados. Iglesias y Colau tendrían entre diez y once en ese escenario, suficientes para permitir un Gobierno constitucional si simplemente se abstienen.

Consentirlo produce sarpullidos en el cuartel general de los comunes, pero boicotearlo tampoco tiene fácil venta fuera de Cataluña. Especialmente si, tapándose la nariz, los constitucionalistas le ofrecen lo que sea para que evite la repetición electoral o una Generalitat independentista. Por eso, en su fuero interno Iglesias desea que gane el bloque soberanista y que él sea la guinda a una combinación de izquierdas que además renuncie a la independencia y se centre en negociar el referéndum.

 

6. ¿Tiene un Borgen pensado?

 

La expresión, que hace referencia una serie política danesa, prosperó con Iceta: se trataba, como en televisión, de lograr el apoyo entre partidos desiguales (PP o C's y PSC por ejemplo) a cambio de que pongan en la presidencia a un tercero, de un partido menos votado. Esa parecía -y parece- la jugada de Iceta si el constitucionalismo gana en diputados al soberanismo: pedirle a En Comú que le deje gobernar a él, algo imposible si lo reclaman Arrimadas o Albiol.

Pero también Podem tiene sus planes: decirle eso mismo al PSC y a ERC, ahora enfrentados, para evitar que mantengan su supuesto veto recíproco. Incluso hay otro Borgen que hipotéticamente le podrían ofrecer, para su pasmo: dejar a Doménechs que gobierne él en un acuerdo con todos los constitucionalistas. Una opción remota y que ahora parece alocada. ¿Pero se la plantearía Arrimadas, por ejemplo, si fuera la única manera de frenar a Junqueras y Puigdemont?