| 23 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La defensa de la vacunación en la Unión Europea

El proyecto de resolución solicita de la Comisión la armonización del calendario de vacunación en toda la UE y apoyo a las iniciativas nacionales de vacunación

La caída en las tasas de vacunación experimentada en los últimos años en diferentes países de la Unión Europea, ha tenido como consecuencia lo que los expertos pronosticaban: un repunte de enfermedades infecciosas, como el sarampión, las paperas y la varicela, que habían sido mantenidas bajo control durante décadas.

 

¿Cómo se ha podido llegar a esta situación? Por un nuevo tipo de ignorancia informada que es el mal del siglo XXI, consistente en que padres sin conocimientos médicos, preocupados por minimizar los riesgos para sus retoños, comienzan a "investigar" en internet y "descubren" alarmados que las vacunas tienen nefastos efectos secundarios en un abrumador número de casos e inclusive causan autismo.

 

En realidad, las acusaciones anteriores no se sostienen. De haber continuado investigando, sabrían que dichas afirmaciones alarmistas provienen de estudios médicos desacreditados, no reproducibles, con muestras insuficientes o datos directamente falseados (como el de Andrew Wakefield sobre la triple vacuna y el autismo). Pero no pasa nada, se acusa directamente a oscuros intereses de la industria farmaceútica, gobiernos y otras corporaciones, y así se puede obviar la realidad.

 

Este es un caso en que las fake news, unidas a la difusión de paranoias conspiranoicas, producen serios problemas de salud pública. La bajada de las tasas de vacunación por debajo de determinados niveles elimina la inmunidad de rebaño de la que hasta ahora se han beneficiado los grupos antivacunas para defender la innecesariedad de la vacunación. Pero ahora, su actitud irresponsable perjudica a grupos que realmente son merecedores y necesitan esa inmunidad de rebaño: personas inmunodeprimidas, con otras enfermedades o alergias que no puedan ser vacunadas.

 

Es verdad que los movimientos antivacunas son casi tan antiguos como las propias vacunas. Con argumentos diversos, algunos basados en una defensa a ultranza de la libertad personal, opiniones religiosas u otras cuestiones, grupos y asociaciones de todo tipo han rechazado las vacunas.Con todo, la mayoría lo fueron en una época en que la microbiología estaba en pañales. Hoy, se sabe sin ningún género de dudas que los benefecios de las vacunas son muy superiores a los posibles riesgos.

 

Las diferencias nacionales en relación a la vacunación, obligatoria en algunos países, voluntaria en otros y con calendarios que pueden variar, es otro argumento que usan los antivacunas para defender su posición. Mientras que países como Francia e Italia, a la vista de las circunstancias, han adoptado recientemente (en Francia se aplica desde este año), países como España siguen manteniendo, de momento, la libertad de vacunación. También es cierto que en España los porcentajes de vacunación son de los más altos del entorno europeo.

 

Estados Unidos lleva años padeciendo rebrotes de enfermedades que, como el sarampión, estaban virtualmente erradicadas, y en Europa se triplicaron el año pasado los casos de la misma. En España fue trágico el caso del niño de seis años de Olot, que falleció en 2015 de difteria, cuyos "informados" padres rechazado vacunarle.

 

El asunto ha alcanzado la gravedad suficiente como para llegar al Parlamento Europeo, donde los eurodiputados de la Comisión Parlamentaria de Medio Ambiente adoptaron un proyecto de resolución el 20 de marzo de este año, en que expresaban su preocupación por las consecuencias que para la salud humana suponían la bajada de las tasas de cobertura. Previsiblemente, en abril o mayo se debatirá en el PE esta cuestión.

 

El proyecto de resolución solicita de la Comisión la armonización del calendario de vacunación en toda la UE y apoyo a las iniciativas nacionales de vacunación. También se plantea la centralización de compras de vacunas, de modo que se abaraten los costes de adquisición de las mismas.

 

Puede que no haya nada seguro al cien por cien, pero los beneficios de las vacunas a nivel preventivo han quedado más que acreditados. Si se tienen dudas, acudan al especialista, pero no se dejen guiar por la histeria y la paranoia que campa a sus anchas por las redes.

 

*Politólogo y abogado