En pleno baile de apoyos y a pocos días de la primera votación, las apuestas están muy abiertas. Pero una alianza entre Cospedal y Feijóo puede tener un impacto definitivo en el resultado.
Era el hijo pródigo, el elegido para suceder a Rajoy sin muchas discusiones, y lo sabía. Estaba preparado para ello y, hasta el último segundo, todo el mundo daba por hecho que el sustituto de un gallego alto y con gafas iba a ser otro gallego alto y con gafas, pero más joven.
Sin embargo, Alberto Núñez Feijóo se retiró en el último segundo y dio paso a una competición entres seis candidatos oficiales y tres reales (Cospedal, Casado y Soraya) para presidir el PP. Para unos, se echó atrás por cumplir en Galicia. Para otros, por razones familiares y hastío ante el asfixiante clima político de Madrid. Y para algunos más, simplemente lo hizo porque esperaba una aclamación por unanimidad que no llegó.
Desde entonces, lo relevante en Feijóo era a quién apoyaría del resto de aspirantes. Oficialmente no ha despejado la incógnita y, de hecho, se le ha visto de anfitrión de todos ellos cuando han ido a Galicia de peregrinaje con los militantes de la poderosa federación gallega, decisiva en las votaciones de las dos vueltas previstas, el 5 y el 21 de julio.
Pero que no lo haya dicho claramente, no significa que no tenga una decisión tomada. Parece estarlo. Y su elección es María Dolores de Cospedal. O eso parece. En las últimas 48 horas, Feijóo ha salido del armario político para darle una pista a todo el mundo de cuál era su opinión. Lo ha hecho en actos con poca gente y con mucha. Y sobre todo en los primeros, con especial claridad.
"María Dolores sabe ganar, saber gobernar y sabe hacer otra cosa: estar en la oposición. Es una biografía completa. Y además ha sido el escudo del PP y eso tampoco conviene olvidarlo". Son palabras literales del presidente en la Xunta ante un grupo de militantes y dirigentes populares en Ourente, completadas con un mensaje que parece despejar del todo la duda lanzado apenas unas horas después en La Coruña: "No viene a aprender, ya se lo sabe".
Las palabras de Feijóo parecen sellar un acuerdo que no es nuevo ni tampoco efímero, y que además es recíproco. Cospedal ni se hubiera presentado de haber dado ese paso desde Santiago de Compostela hasta Madrid el presidente de la Xunta, y así se lo hizo saber antes de lanzar ella su candidatura.
El líder gallego no lo olvida y Cospedal tampoco un pacto de fondo que subyace en su cordial relación: si ella gana la presidencia del PP, será la candidata del partido frente a Pedro Sánchez, Pablo Iglesias y Albert Rivera. Y si las urnas le son adversas, no dudará ni un segundo en ayudar a Feijóo a sustituirla. Eso flota en el ambiente, aunque lo que cuenta es el presente. Y en este momento, la alianza entre ambos puede ser definitiva.