| 26 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Sánchez engañó a los votantes negando pactos con el separatismo que ahora acepta

El líder del PSOE miente a los españoles por segunda vez con el asunto más delicado: primero para llegar a la presidencia con la moción de censura y ahora para mantenerse en el poder.

| EDITORIAL Editorial

 

 

Solo la poderosa maquinaria mediática a su servicio, la misma que le ha ayudado a tapar el plagio de su tesis, los nefandos socios de moción de censura o esta pasada semana la escandalosa sentencia de los EREs; explica que a Pedro Sánchez se le acepte ahora con tanta normalidad un pacto con el separatismo y, más en concreto, con Esquerra.

Aceptar una "mesa de negociación" en cualquier formato, sea en el Parlamento catalán o fuera de él, supone una intolerable concesión a un partido que puede decidir quién gobierna en España con su líder en prisión por intentar acabar con la Constitución y provocar el mayor conflicto de convivencia, político e institucional que se recuerda desde la Transición.

¿Cómo va a dar estabilidad a nada el partido de Junqueras, el más ocupado desde hace años en generar justo lo contrario? El eventual respaldo de ERC a la investidura de Sánchez, de manera directa o a través de la abstención como ya hiciera Bildu en Navarra, no atenderá jamás a un deseo de acabar con la tensión y aceptar las reglas del juego; sino a un cambio de estrategia para lograr los mismos objetivos sirviéndose de la dependencia de Moncloa.

 

Un escándalo enorme

Que Sánchez se plantee por ello siquiera negociar es un escándalo mayúsculo, anestesiado por ese tremendo apoyo mediático, pero inocultable para cualquiera que observe la naturaleza de lo que está pasando en España con un mínimo de decencia intelectual.

 

 

Y además es una mentira, colosal, una más de un dirigente que ha hecho de las trampas y las falsedades el epicentro de su acción política. No hace nada, en la campaña electoral, se presentó con el lema "Ahora España", amenazó con el 155 y se distanció, de manera reiterada y casi indignada por la duda, tanto del separatismo como de Podemos.

Mentiras constantes

Que serán sin embargo sus socios de investidura. Sin explorar otras alternativas, sin buscar el más mínimo diálogo con el resto de partidos constitucionalistas y, en definitiva, apostando de manera premeditada por las mismas formaciones a las que repudió antes del 10N con tanto ahínco.

Nadie debería llevarse a engaño tras el asalto a La Moncloa que protagonizó con los mismos compañeros de viaje, pero aún así acongoja comprobar de nuevo la clamorosa falta de respeto que el líder socialista comete con los ciudadanos. Quizá a él le estén saliendo gratis sus mentiras contumaces, pero es seguro que España paga y pagará un alto precio por cada una de ellas.