Los floristas estiman unas pérdidas del 80% en el Día de la Madre

Otro de los negocios gravemente perjudicados por el confinamiento derivado de la pandemia de coronavirus ha sido el de las floristerías. La anulación de la celebración de la Semana Santa, las bodas, comuniones, bautizos o Sant Jordi han supuesto un fuerte mazazo para sus ventas, que ahora sufren la puntilla en el Día de la Madre el próximo 3 de mayo, que supone en torno al 10% de la facturación anual. En esta jornada en la que las flores son el principal regalo más apreciado y que este año no podrá hacerse por culpa de la situación de alerta, la única salida es utilizar el servicio de pedidos online.

En el último mes, y ante la situación excepcional de confinamiento que estamos viviendo en la que nos vemos obligados a estar lejos de nuestros seres queridos, la demanda online de flores se ha multiplicado por cuatro como fórmula para enviar mensajes de ánimo y cariño entre familiares y amigos. Desde el pasado mes de marzo, se han enviado desde Colvin (pioneros en la venta online de flores frescas gracias a su apuesta por la digitalización del sector), más de 550.000 flores a cientos de hogares de todo el territorio.

De hecho, los floristas estiman una caída de las ventas de entorno del 80% de género perecedero para esta jornada, que solía suponer uno de sus principales nichos de negocio.  En este sentido, la Federación Española de Asociaciones de Productores y Exportadores de Frutas, Hortalizas, Flores y Plantas Vivas quiere que, tal y como se ha hecho en varios países de Europa, se autorice la venta de flores y plantas como bienes de primera necesidad para evitar la debacle del sector. En España hay 5.600 floristerías, en su gran mayoría formadas por Pymes y autónomos, que dan empleo a 16.000 trabajadores por cuenta ajena y unos 15.000 autónomos, según la AEFI.

La flor cortada y la planta viva constituye el 3,2% de la producción vegetal final de España que es de 4.500 hectáreas y tiene un valor de producción en origen de más de 1.000 millones de euros además de generar más de 40.000 empleos. Al haber coincidido la crisis del coronavirus con una de sus principales campañas, el sector estima que tendrá que afrontar unas pérdidas de unos 450 millones de euros, más del 33% de su facturación anual.

Además de ser muy estacional, la flor cortada es un producto sumamente efímero. Por lo que miles de toneladas de bromelias, calas, gerberas, lirios o crisantemos han acabado directamente en la basura. Unas pérdidas difíciles de asumir para unas empresas que en su mayoría (6.424) son familiares como nos cuenta Luis Martín de Verde Pimienta. De hecho, los alrededor de 22.000 trabajadores asalariados que trabajan en el sector están en su mayoría inmersos en un ERTE y los 17.000 autónomos al borde de la quiebra, mientras que se ha despedido a casi todos los temporeros que se dedican a recolectar la flor.