| 19 de Abril de 2024 Director Benjamín López

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La Infanta Elena y Rita Allendesalazar, paseando por Madrid.
La Infanta Elena y Rita Allendesalazar, paseando por Madrid.

El nuevo drama personal e íntimo que golpea inesperadamente a la Infanta Elena

Son amigas desde hace más de 30 años y ahora el fallecimiento de la madre de la condesa de la Ventosa ha provocado que sea desheredada y se esté librando una descarnada guerra familiar.

| ESchismógrafo Chismógrafo

Lo cuenta LOC este fin de semana, la más inseparable e íntima amiga de la Infanta Elena está viviendo un calvario. Está siendo desheredada. 

Rita Allendesalazar, condesa de la Ventosa. Hija de José María Allendesalazar y Travesedo, marqués de Santa Cristina y de Casariego, conde de Montefuerte y de Alpuente, este grande de España fue uno de los hombres de confianza del Rey Juan Carlos durante la Transición, como jefe de protocolo de la Casa Real. Tanto que puede considerarse su muerte en 1983 como un acto de servicio, pues estaba en Granada preparando un viaje del Monarca, haciendo caso omiso del reposo que le habían prescrito los médicos para su grave dolencia de corazón. Una lealtad a la Corona que heredó su hija Rita, de 60 años, que es casi una hermana para la Infanta Elena. Filóloga y enfermera salus de profesión, está casada con el militar José María Álvarez de Toledo, conde de la Ventosa.

La íntima de la Infanta atraviesa actualmente graves problemas personales ante la batalla por la herencia que la enfrenta a sus hermanos, iniciada tras fallecer su madre, Isabel de la Cierva Osorio de Moscoso, hija de los duques de Terranova, el 5 de enero de 2017.

Esta aristócrata se casó con el diplomático y grande de España José María Allendesalazar, matrimonio del que nacieron seis hijos

Cuenta la información que la muerte de su marido en 1983 dejó a Isabel viuda con 56 años y sola en la educación de su numerosa prole, bastante rebelde y difícil de manejar, según cuentan en su entorno. Ella siempre sintió predilección por los dos varones, Manuel y José María. También sentía debilidad por su primogénita, llamada como ella, Isabel, soltera y sin hijos, que ha vivido siempre con su madre en el hogar familiar de la madrileña calle Ayala.

Los problemas no tardaron en surgir tras la muerte de José María Allendesalazar, un hombre íntegro cuya voluntad fue que se repartieran equitativamente sus bienes entre sus seis hijos. Entre los cuales, además de numerosas propiedades inmobiliarias, había importantes obras de arte, como cuadros de Lucas Jordan, Vicente López, Teniers, o de la escuela de los Madrazo. También debían repartir valiosos muebles y enseres heredados de su antepasada, la reina regente María Cristina, de la que era descendiente, además de joyas de familia, como un collar de esmeraldas adquirido por el Gobierno español en 2010 que ha sido la manzana de la discordia familiar.

Una voluntad que parece que no siempre respetó su viuda, Isabel, de fuerte carácter, quien en el año 2000 decidió desheredar a la pequeña de sus hijas, Almudena, por oponerse a la venta de un chalé en el exclusivo barrio de El Viso, en Madrid, que dejó en herencia su padre.

Probablemente influyó bastante que la compradora fuese María Riva, socia de la Infanta Elena en la guardería Micos, mi primer cole. "Rita, que entonces era uña y carne con su familia, insistió mucho para que se llevara a cabo dicha venta", asegura la citada fuente. Al final, la madre se salió con la suya y el chalé se vendió tras eliminar por vía judicial a su hija pequeña del proindiviso familiar. No contenta con ello, en julio del año 2000 acudió a un notario para desheredarla.

Seguramente Rita ignoraba que correría la misma suerte, esta vez a causa de un título: la sucesión del vizcondado de Arboleda, que solicitó en octubre de 2009 su hermana mayor, Isabel, quien no había heredado ninguno de los cuatro títulos paternos. Lo ostentaba Consolación Muñoz Santamarina, marquesa de San Agustín, residente en Italia, quien decidió cedérselo a Isabel

Quien al final se quedó con las ganas de ser vizcondesa, pues en el plazo de 30 días que da el ministerio de Justicia para que se presenten otros "candidatos" compareció por sorpresa su cuñado, José María Álvarez de Toledo, marido de Rita, que tenía mejor derecho, frustrando sus sueños de ostentar un título. Algo que jamás perdonaron ni ella ni su madre, que procedió a desheredar a su hija Rita, como hizo antes con la pequeña.

Engañada

Algo que ambas ignoraban hasta que falleció Isabel de la Cierva el 5 de enero de 2017 con 90 años. La Infanta Elena no se separó de su amiga en esos momentos. Acudió al tanatorio y también al funeral, celebrado ese 10 de enero en la iglesia de los Carmelitas, donde protagonizó una anécdota un tanto cómica, pues para esquivar a los fotógrafos se escondió en la sacristía y no salio hasta comenzar la misa.

Cuando un mes después, en febrero, se abrió el testamento, las dos hermanas comprobaron con estupor que su madre les había dejado sólo la estricta legítima que marca la ley, donando la mayor proporción de bienes, o sea tercio de mejora y de libre disposición, a sus otros cuatro hijos. Además añadió una claúsula leonina, como fue que Rita y Almudena percibieran su herencia en dinero efectivo, valores, y fondos de inversión. Lo que suponía privarlas del histórico patrimonio familiar.

A finales de 2017, Rita fue consciente de que había sido engañada cuando firmó en abril el cuaderno particional que contenía el reparto de la herencia, por lo que puso el asunto en manos de abogados.