| 25 de Marzo de 2024 Director Antonio Martín Beaumont

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Pablo Iglesias, sentado en uno de los sillones del Congreso.
Pablo Iglesias, sentado en uno de los sillones del Congreso.

El Plan de Iglesias: tomar de rehén al Congreso para ofrecer escándalos diarios

Esta orden no es una ficción, es la pública confesión que le ha hecho un diputado del soviet a un miembro del PSOE. Podemos ha impuesto el miedo en España y el PP empieza a hartarse de C`s.

| Carlos Dávila España

No se lo pierdan. La primera iniciativa parlamentaria, la primera, que ha tomado el soviet de Podemos en el Congreso de los Diputados es reabrir la Comisión de “Calidad Democrática” para exigir, más que pedir, que se cite nada menos que a José María Aznar como “experto en corrupción”. La Comisión, que fue un invento perpetrado hace pocos años por el PSOE y aceptado a regañadientes por el Partido Popular, no fue concebida, en todo caso, para investigar la causa general de la corrupción en España, sino para asentar los modos y maneras parlamentarias, para quitar a la Comisión Constitucional, tareas específicas y más bien protocolarias, pero ahora el soviet necesita convertirla en una de las pistas del circo político en que ha convertido el Congreso. La institución será sede y rehén de todos los caprichos de Iglesias, Errejón y demás comunistas enfurecidos, éstos que ya han impartido una consigna: “Ni un solo Pleno sin un escándalo”.

Esta orden no es una ficción, es la pública confesión que le ha hecho un diputado desarrapado del soviet a un miembro del PSOE, un diputado de los que, por encargo directo de Iglesias, se ha venido ocupando durante todos estos días de que los medios afectos hayan abierto permanentemente sus Informativos con la trascendental polémica de la designación de Fernández como presidente de la Comisión de Exteriores. El caso, la renuncia final del ex ministro a tal puesto, es la decantación del pánico cerval que padece el PSOE a Podemos y, claro, a las televisiones a su servicio; desde luego a La Sexta, la cadena de derechas empresariales que ha hecho del ataque a todo lo que nos es la izquierda soviética, su principal razón de ser.

En la negra y estúpida peripecia del nombramiento de cargos para las comisiones parlamentarias, ha ganado Podemos; se ha quedado, gracias  a la torpe generosidad del PP y el PSOE, con tres de ellas, y, encima (eso sí, con el auxilio inexplicable de sus socios episódicos de Ciudadanos) ha impedido que Jorge Fernández dirija Exteriores y sea enviado a un sillón menor como si se tratara de un leproso en convalecencia.

El jueves, mientras los parlamentarios saludaban al Rey, cinco sujetos del soviet convocaron a las televisiones para proceder a la descalificación del monarca, un espectáculo tenebroso del que deberían responder los empresarios mediáticos

Y es que Podemos ha impuesto el miedo en España. En la política y en los medios que atienden a sus energúmenos como si fueran el oráculo de Delfos. El jueves, mientras los parlamentarios educados saludaban al Rey y presenciaban el correspondiente desfile institucional, cinco sujetos del soviet convocaron a las televisiones para proceder a la descalificación absoluta del monarca, un espectáculo tenebroso del que deberían responder los empresarios mediáticos que luego se postran de hinojos en la Zarzuela o en el Palacio Real cada vez que Su Majestad les convoca.

Pero, bien, así es la España actual mucho menos pendiente de lo que se cree del tiempo que va a durar esta legislatura que ha comenzado prendida con alfileres y cuya primera obligación es dotar al Estado de unos Presupuestos que a la Unión Europea les resulten medianamente creíbles, menester que a los representantes de los partidos que ahora mismo negocian con el Gobierno un acuerdo de mínimos, les trae exactamente por una higa. El PNV viene a Madrid con un cheque en blanco para que se lo rellene el PP; dineros y más dineros en forma de la presunta deuda histórica, que Montoro tendrá que entregar a los vascos para que éstos se avengan a dar el imprescindible “si” a las cuentas del Estado.

Aquí se manejan todas las hipótesis, incluso las que hasta ahora parecían más inverosímiles por desconocidas. Fíjense: el exhausto Partido Socialista de vez en cuanto hasta tiene ideas. Una de ellas, bastante útil como se va a ver, se la ha transmitido, probablemente de portavoz Hernando a portavoz Hernando, al PP. Le ha dicho. “Para aprobar los Presupuestos no contéis con nosotros; más abstenciones no, por favor; sería nuestro final” y han añadido: “Si tenéis los cinco escaños, como lo tendréis porque estos vascos entienden muy bien de euros,  ni siquiera necesitareis el apoyo del canario Quevedo porque la tercera vez consecutiva que se voten las enmiendas a la totalidad y supuesto que se produzca un empate a 151, tales enmiendas, según el Reglamento, decaerán automáticamente y  el Presupuesto quedará así aprobado”.

¿Agotará hasta la extenuación Ciudadanos la paciencia del presidente? ¿se expondrá Rivera a que Rajoy cierre el Parlamento y convoque nuevas elecciones?

Los populares aún se hacen chirivitas con esta ingeniosidad que, en el peor de los casos, les puede servir para pasar las cuentas por el fielato de la Cámara Baja, eso sí, sumando las voluntades de Ciudadanos un partido del que los populares, según denuncian de rondón, están hasta el gorro, tanto que un dirigente del Grupo Parlamentario se ha confesado así a este cronista: “Son insoportables; fatuos y chantajistas, aguantarles durante toda la legislatura va a resultar un auténtico suplicio”.

Pues  que se lo hagan mirar porque, que se sepa, el único que puede acortar este martirio es Mariano Rajoy, el hombre que guarda en su bolsillo la llave e la disolución, por eso las  preguntas son dos: “¿agotará hasta la extenuación Ciudadanos la paciencia del presidente? ¿se expondrá Rivera a que Rajoy cierre el Parlamento y convoque nuevas elecciones? Rivera, que parece estar, como los agotados socialistas, nublado con el soviet de Podemos tiene que medir sus posibilidades, no vaya a ser que en una nueva convocatoria se quede literalmente en los huesos.

Rivera transpira prepotencia pero todavía no ha pasado por el desfribilador de tontos de Carlos Herrera. He aquí, como por increíble que resulte, Podemos marca la actualidad política del país; una tribu de políticos facinerosos ha llenado de miedo al otro partido emergente, ha convertido los escenarios institucionales en un revolcón de granero, ha atemorizado hasta el espanto a un PSOE en caída libre, y pretende romper el sistema también con iniciativas como llenar de basura la imagen del que probablemente ha sido el mejor presidente de la democracia: José María Aznar. Mejorando lo presente.